Éstas fueron las palabras que el alcalde Bill de Blasio dirigió la semana pasada a los millones de puertorriqueños que sufrieron en primera persona los devastadores efectos del huracán María y a los boricuas que viven en Nueva York.
A tono con esa promesa, el Alcalde anunció el lunes que la Ciudad está preparada para dar la bienvenida a los miles de residentes de la isla que durante los próximos días irán llegando a la Gran Manzana.
“Es imposible saber la cifra exacta de personas que aterrizarán en los aeropuertos, pero estamos casi seguros de que recibiremos a un número considerable de familias de Puerto Rico porque Nueva York posee lazos muy profundos con los boricuas y muchos de ellos tienen familiares aquí”, afirmó el Alcalde.
Por el momento, De Blasio ha asegurado que las escuelas de la ciudad acogerán a todos los niños que lleguen y que los hospitales de Manhattan ofrecerán atención médica a los puertorriqueños que lo necesiten.
Al igual que el alcalde de Nueva York, el gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, también aseguró que miles de boricuas se refugiarán en Estados Unidos: “Si el Gobierno federal no decide enviar ayuda inmediata para reconstruir la isla, el éxodo será masivo“.
Dicho fenómeno migratorio, sin embargo, no es algo nuevo; de hecho, la grave crisis económica en la que estaba sumida Puerto Rico desde principios de siglo ya había obligado a casi 400,000 boricuas a abandonar su hogar y mudarse a Estados Unidos antes de la llegada de María.
“Todo el mundo está aterrado… La destrucción puede verse en cada rincón de la isla, aunque hay que dar gracias a Dios porque el número de víctimas humanas podría ser mucho mayor a estas alturas”, afirmó De Blasio.