No hay que ser un pitonizo para saber que cuando se tienen combates en muchos frentes, por fuerte que se exhiban los músculos, en uno de ellos hay posibilidades de caer por la vía de nocaut.
Es por ello que hay que preguntarse qué busca el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con estar peleando en prácticamente todos los frentes.
Los últimos que se abrió son con Corea del Norte, tras sus agrias disputas con el cohetero Kim Jong-un; con Cuba, Venezuela y muchos otros países en el ámbito político, ahora le agrega el deportivo. ¿Qué gana Trump con estar en peleas tan constantes con atletas de la talla de LeBron James, Stephen Curry,Terrell Suggs y Bruce Maxwell, por solo citar algunos?
La razón que argumenta el presidente es que nadie, y menos los atletas, deben hincarse cuando se interpreta el himno de Estados Unidos.
Al parecer a Trump le sobra tiempo para atender casos delicados y otros de escasa relevancia.
Su negativa de recibir en la Casa Blanca a los Warriors, porque Kevin Durant y Stephen Curry le han hecho algunas críticas, demuestra cuán delicada es su epidermis a las críticas de cualquier tipo.
Precisamente Curry lo lleva a un terreno muy delicado cuando responde: “Lo que hizo el mandatario (Trump), no es lo que hacen líderes”.
Esta declaración es una alusión directa a la comunicación de que retiraba la invitación a los Warriors a la Casa Blanca.
Eso definitivamente le hace más bien que mal al presidente, y se puede apostar peso a morisqueta que se mantendrá lanzando cohetazos.