La sustancia estaba en los detalles: el aumento corre solo para el salario mínimo -no es aumento general-, y será fraccionado, 15 % en este mes de octubre y 5.33 % en enero próximo.
Esto nos debió alarmar tanto como Irma: prácticamente 165 mil dominicanos y dominicanas (de los cuales un 73 % son obreros) hacen lo imposible por mantener sus hogares con lo que se paga en esas empresas.
En el país existen no uno ni dos, sino 22 salarios mínimos, cada uno a gusto y merced del bloque empresarial interesado y de su capacidad de “lobby”.
¿Qué significa el “aumento” establecido? Con el ajuste de octubre, el salario mínimo en las zonas francas apenas llega a 9.556 pesos.
Esto es, 29 % menos que los 13,289 pesos que cuesta la canasta básica de los más pobres, y un 66 % menos que los 29,117 pesos que cuesta la canasta básica promedio.
Los salarios en zonas francas son tan bajos que con este “aumento” los trabajadores tendrán el salario número 15 entre los 22 peores.
Se gana tan mal que, para que el salario mínimo cubriera la canasta básica de los más pobres, los dueños de zonas francas tendrían que haberlo aumentado mucho más, un 60 %, pero parece que solo alcanza para 20.33 % y fraccionado.
¿Es que acaso las zonas francas no ganan suficiente dinero? Para tener una idea, estas empresas pasaron de exportar 4,194 millones de dólares en 2010 a 5,493 millones en 2016.
Entre las fuentes de divisas del país, fueron una de las más importantes el año pasado, con un 22 % de los 24,251 millones de dólares generados por la economía.
¿Obra de un milagro? No, en absoluto: los miles de trabajadores que no ganan lo necesario para vivir dignamente produjeron esa fortuna, y hoy producen un 223 % más que lo que producían en 1996, pero ganando un salario real 11.5 % más bajo que el que tenían hace 20 años. El abuso no termina aquí.
Las zonas francas no solo cuentan con el favor de salarios paupérrimos para los trabajadores y sus familias, sino que pagan menos impuestos.
Esta semana vemos en la prensa que los dueños de zonas francas no quieren que les cambien esos beneficios impositivos.
De esta forma podemos verificar que en la República Dominicana, donde hay tanta queja por la pobreza generalizada, por el déficit fiscal y el alto endeudamiento, donde el Estado apenas recauda un 15 % del PIB pero hay que financiar un 4 % del PIB para la Educación, subir del 1.8 % al 5 % en la salud y conseguir al menos un 1 % para la vivienda, uno de los bloques empresariales que más ganan quieren seguir viviendo en una isla, caracterizada por los privilegios para unos poquitos y el abuso para casi todo el mundo. Así no.
@eldia