La abogada de la familia, Elena Sanz Vega, indicó a periodistas que la información "aún es escasa" por parte de la policía, que continúa con las investigaciones, si bien aclaró que el cuerpo no muestra signo alguno de abuso sexual.
El padrastro de Lisvette, que ejerce como padre desde que la menor tenía cuatro años, insistió en que "no hay ningún sospechoso" y que se trataba de una niña "muy querida y cariñosa".
Alrededor de cuarenta personas se concentraron este sábado en la puerta del domicilio familiar para honrar la memoria de Lisvette con música, velas encendidas y carteles y exigir justicia en el esclarecimiento de su muerte.
Fuentes de la investigación apuntan a Efe que el crimen pudo cometerse sobre las 19.00 horas (18.00 GMT), cuando el hombre que tiene una habitación alquilada en la vivienda de la familia volvió de la calle y se metió en su habitación.
Según su testimonio, no escuchó nada ni vio nada y no fue hasta las 21.15 (20.15 GMT) cuando llegaron sus padres y descubrieron a la menor muerta en la cama y desnuda.
A esa hora se recibió el aviso de los servicios sanitarios, que solo pudieron certificar la muerte de la joven y el traumatismo craneofacial como causa.
La policía investiga al entorno de la joven y tiene claro, al no encontrarse la puerta forzada, que abrió la vivienda a su agresor o agresores quienes, o bien estaban esperando a que la menor se quedase en casa sola o ella esperaba a alguien después de que se fueran sus padres.
Se investiga a un exnovio que permanece con el móvil fuera de cobertura desde la noche de los hechos, y que también ha cerrado sus redes sociales y se ha marchado de su domicilio.