domingo, 7 de enero de 2018

Vendedores y choferes convierten la capital en inodoro público


En la calle París casi esquina avenida Duarte una haitiana vendedora de empanadas que lucían suculentas despacha una por 15 pesos a una niña, pero minutos antes la mujer se había colocado detrás de una casucha para orinar en una cubeta, orina que posteriormente lanzó en la acera del frente.

Ese es el diario vivir en esa zona del Distrito Nacional, donde el hedor y el comercio informal se han adueñado del lugar. Adultos, niños y ancianos conviven entre desechos sólidos, y la complicidad minimiza la falta de higiene y contaminación que allí impera.

El objetivo de los vendedores informales es lograr el pan de cada día para mantener a su familia. Al parecer la higiene y la salud de los consumidores no importa cuando de sobrevivir se trata.



La gente adquiere alimentos que venden dominicanos, haitianos y venezolanos sin hacerse tal vez las siguientes preguntas: ¿Podrían esos alimentos poner su salud en peligro? ¿Tienen calidad para ser ingeridos?.

¿Dónde son elaborados?
Esa práctica pone en riesgo la salud del consumidor ante la falta de higiene de los alimentos.

Baños públicos

En el Gran Santo Domingo pululan vendedores de comida, jugos, frutas y ropa, que han convertido la ciudad en un baño público, ya que hacen sus necesidades en parques, áreas verdes, paredes, solares baldíos, postes de luz y otros espacios.

No solo los vendedores de comida, también los de ropa, zapatos y otros productos hacen sus necesidades fisiológicas en cualquier intersección de la capital sin ninguna regulación sanitaria y municipal y atentando contra el pudor.

Zona apache
Para un visitante, el hedor en la Duarte con París (zonz donde impera mayor cantidad de comercio informal) se torna insoportable, pero para los vendedores es su diario vivir. -¿No le molesta el hedor a orina y heces fecales?- “Claro que no, uno se acostumbra a esa vaina y después ni se siente”, respondió un joven que vende jugos de distintos sabores.

En la Duarte con París y zonas aledañas, la informalidad comercial cada vez más gana terreno y cientos de vendedores comercializan sus productos en las aceras, provocando prácticamente espacios de hacinamiento.

El drama en la avenida 27 de Febrero con Isabel Aguiar, sector de Herrera, en Santo Domingo Oeste, es similar, y para algunos asiduos transeúntes no es sorpresa encontrarse con alguien orinando en la acera.

Una joven, que llamaremos Flor, porque no quiso identificar, narró que luego de salir de la tienda donde labora, en la avenida Luperón, caminaba con destino a su casa y cuando pasaba por las aceras de Pintura, como se conoce esa zona, se encontró de frente con un vendedor de chinas que sacudía su parte íntima luego de orinar en un poste del tendido eléctrico.

Agrega que no le quedó de otra que correr.
A pesar de las sanciones establecidas por el Código Penal, en su artículo 333-1, los vendedores informales hacen sus necesidades fisiológicas en las calles, acera, postes de luz, paredes, solares baldíos. Mientras que una minoría acude a los baños de empresas cercanas al lugar de donde se buscan la vida.

Quieren baños
¿Por qué no existen baños públicos en la ciudad de Santo Domingo? Es una pregunta recurrente de algunos comerciantes informarles de la Winston Churchill con Charles Summer.

Comentan que para hacer sus necesidades tienen que ir a baños de empresas privadas en los alrededores. “La gente de las empresas ya nos conocen y nos permiten entrar a sus baños.

A mí por ejemplo, que tengo como 10 años por aquí, me conoce todo el mundo, además si ellos quieren un favor yo se lo hago sin ningún problema. Muchas veces me dan comida”, comenta Ernesto Castro, vendedor de agua.

Cerca de ese lugar, en la John F. Kennedy con Winston Churchill, hace unas semanas el Ayuntamiento del Distrito Nacional instaló dos baños móviles para ser utilizados por los choferes de carros públicos que cubren esa ruta hasta el sector la Feria.

Salud Pública

El Ministerio de Salud Pública está consciente del riesgo que corren las personas que ingieren alimentos en la calle, pero recordó que es una responsabilidad compartida con las localidades y los gobiernos locales.

En tal sentido, Karina Mena, directora General de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios (Digemaps) de ese Ministerio, sostuvo que ya se han priorizado varias áreas para, a través del Instituto de Formación Técnico Profesional (infotep) dar cursos de manipulación de alimentos a los vendedores informales.

“Desde el año pasado comenzamos a trabajar en la materia y se han priorizado algunas poblaciones por densidad poblacional, por cuestiones turísticas y por producción”, subrayó la funcionaria.

Mena dijo que con el objetivo de mejorar la situación sanitaria de la venta de comida informal, ya la ministra de Salud, Altagracia Guzmán Marcelino, firmó acuerdos con los ayuntamientos de Santo Domingo Este, de Santiago, La Altagracia y San Cristóbal, así como con el patronato de la Ciudad Colonial.

Karina Mena indicó que las personas que venden productos comestibles tienen que tener conocimiento de higiene y de manipulación de alimentos y que quien no se someta a ese proceso será sancionado.
“Este año vamos a hacer mayores intervenciones que tienen que ver con fiscalizar e inspeccionar adecuadamente”, precisó la directora de Digemaps.

Explicó que primero se dará entrenamiento a los vendedores, y después inicia el proceso de fiscalización e inspección, en el entendido de que existen muchos vendedores que no tienen toda la formación para saber manipular los alimentos.

“Primero es capacitarlos y luego si incumplen aplicarles todas las sanciones que dice la ley”, apuntó.
Mena expresó que en virtud de que esos alimentos pueden hacer daño al consumidor, al vendedor se le puede aplicar desde sanciones administrativas hasta penales, cuando se demuestre que ha causado daño a la salud.

Alcaldes

En distintos puntos de Santo Domingo Este, Oeste y Norte, así como en Los Alcarrizos, el drama se repite, y los informales crecen en las calles, ofertando sus productos comestibles carentes de regulación sanitaria, ante la mirada indiferente de las autoridades.

El alcalde de Santo Domingo Este, Alfredo Martínez (El Cañero), sostuvo que desde que llegó a ese puesto, son cientos los vendedores informales que han sacado de las avenidas de ese municipio, pero al otro día vuelven a los mismos lugares.

Señaló que estos operan mayormente en las avenidas Mella y San Vicente de Paul, en especial en el punto denominado la “bomba de Los Mina”.

“Nosotros los sacamos hoy, y ellos vuelven al otro día, pero nuestro papel es continuar sacándolo de las calles y eso haremos”, puntualizó Martínez.

Junior Santos, alcalde de Los Alcarrizos, consideró que la venta informal es un tema de salud pública y que los ayuntamientos por más que hagan no pueden mitigar el problema por sí solos.

Entiende que el crecimiento de la venta de comida informal sin regulación guarda relación con el tema del desempleo en República Dominicana.

“La mayoría de los vendedores informales inician esa actividad ante la falta de un empleado formal”, indicó Santos.

Regulación

El director de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, Onofre Rojas, entiende necesario la regulación de esos vendedores, por ser una política pública “importantísima” para la salud de la población. “Es fundamental que existan condiciones de higiene adecuadas para los alimentos suplidos”, expuso.

@elnacional