Muchos entienden que es una buena iniciativa que ayudaría a disminuir la violencia que vive el país, en cambio otros consideran que es violatorio a la Constitución, porque en la Carta Magna se establece que República Dominicana es un Estado laico, por tanto no se debe obligar a leer la Biblia.
Sin embargo, la referida legislación, que modifica la Ley General de Educación No.66-97, en su artículo 25 establece la lectura de una porción o texto bíblico después del izamiento de la Bandera y entonación del Himno Nacional, a nivel inicial, básico y medio.
Sobre su aplicación, el ministro de Educación, Andrés Navarro, dijo que esta se aplica, pero no en su totalidad, a pesar de que aún no se ha creado el reglamento para esos fines, razón por la cual la diputada González sometió la iniciativa, con el objetivo de que se ponga en práctica.
Aunque la pieza tuvo un amplio respaldo de los congresistas, algunos rechazaron la iniciativa, por lo expuesto anteriormente, y fue enviada a la Comisión de Educación.
Pero no sin que antes varios diputados rechazaran la iniciativa, entre ellos Faride Raful, quien asegura que la obligatoriedad de la lectura de la Biblia en las escuelas es violatorio a la Constitución, debido a que República Dominicana es un Estado laico. No obstante, la mayoría de sus compañeros favorecen la iniciativa.
Lo que establece esa legislación
La Ley 44-00 dispone el estudio de la Biblia por lo menos una vez a la semana, bajo los programas y métodos de enseñanza bíblica que serán propuestos por la Conferencia del Episcopado Dominicano y la Confederación Dominicana de la Unidad Evangélica (CODUE).
“En cada escuela pública, previo consenso de los órganos o autoridades religiosas competentes se ofrecerá un programa de instrucción bíblica común o, en su defecto, se ofrecerán dos programas de instrucción bíblica individuales, uno por cada órgano o autoridad religiosa competente. Los padres de los alumnos o tutores, podrían escoger entre los dos programas de instrucción bíblica mediante una simple declaración escrita, pudiendo también optar por la exención de la materia, como la prescribe la Ley General de Educación”.
La legislación establece que las autoridades de las entidades católica y evangélica mencionadas anteriormente serán las responsables de someter, ante el Ministerio de Educación, los candidatos para impartir la instrucción bíblica y además ofrecer el adiestramiento pertinente a los profesores que actualmente imparten la asignatura de Formación Humana y Religiosa.
Las sanciones ante su incumplimiento
En su artículo 2 establece que el incumplimiento de los párrafos I y II conllevará sanciones de 15 días sin disfrute de sueldo, en caso de reincidencia la sanción será por 45 días, sin disfrute de sueldo, y en caso de reiteración será separado definitivamente del cargo.
La Ley desde sus orígenes
El pastor y comunicador Tomás Gómez Bueno, aseguró que la idea de leer la Biblia en las escuelas data del año 1986 cuando el entonces diputado Elías Wessin Chávez, desde la Cámara de Diputados, tomó la iniciativa de introducir ese proyecto de ley.
Dijo que en esa oportunidad la iniciativa tuvo poca incidencia a lo interno de la comunidad evangélica, ya que la unidad estaba muy agrietada y el proyecto fue ferozmente atacado por diversos sectores. Explicó que fue en 1999 cuando el Consejo de Unidad Evangélica (CODUE) asumió este proyecto de Ley, que finalmente arribó a su aprobación y promulgación en el año 2000.
Previo a su aprobación, recuerda el pastor, hubo un intenso debate a través de los medios, incluso se hicieron vistas públicas a las que asistieron pastores y líderes evangélicos que iniciaron una férrea defensa para promover esa legislación.
Tomás Bueno señala que los debates se dieron en medio de una la acalorada atmósfera y que la lista de líderes y pastores que se anotaban para tomar la palabra en las vistas públicas del Congreso era extensa y los discursos eran fervientes y hasta desafiantes. “Esa Ley había que aprobarla, incluso, escuché algunos líderes hablar hasta de protestas y manifestaciones si no se procedía a favor de su aprobación”, dijo.
Sobre su aplicación
Sobre las razones del por qué a 18 años de su promulgación esta aún no se aplica, expone que el entusiasmo que se veía en los debates y reuniones de coordinación y planificación para lograr que se aprobara esa legislación, se fue disminuyendo a raíz de su aprobación. “Lamentablemente, todo pasó a un limbo cuando se aprobó la Ley y se establecieron los procedimientos para implementarla. No se tomó ninguna iniciativa para darle seguimiento a la Ley aprobada y durante 18 años nosotros los evangélicos no hemos hecho lo que manda la Ley para que la misma sea implementada”, se lamentó.
Culpó a la propia comunidad evangélica de que la Ley no funcione. “Simplemente nosotros los evangélicos no hemos hecho el trabajo. No tenemos un programa, un manual consensuado, un diseño o un plan para leer, enseñar e instruir con la Biblia en las escuelas”, dijo.
El pastor Gómez Bueno detalla que tan pronto aprobaron la Ley se les pidió a los líderes evangélicos que se pusieran de acuerdo para elaborar un reglamento para su aplicación, pero que a pesar del entusiasmo que hubo para que se aprobara, al momento de trabajar y trazar las pautas y metodología para su aplicación no aparecieron quienes lo hicieran.
“Esta Ley requiere de una metodología, de una aplicación sistematizada de contendidos bíblicos que tengan relevancia e interés para los estudiantes. No se trata, y es donde está la interpretación equivocada, de una lectura mecánica y religiosa. La Biblia, el libro principal de nuestra cultura occidental, tiene una aplicabilidad universal por encima de los sectarismos y los radicalismos grupales, pero somos nosotros quienes tenemos que demostrar que estamos en capacidad de darle ese enfoque”, enfatizó el pastor.
“Hay una tarea de metodología pedagógica, de programación didáctica, teológica y de comunicación efectiva, un trabajo de hermenéutica contextual y de coordinación docente que nosotros los evangélicos no hicimos durante 18 años. Todos estábamos ocupados en el crecimiento de nuestros ministerios y en el posicionamiento de nuestro liderazgo”, puntualiza.
Señala que hay iglesias evangélicas que no tienen programa de instrucción bíblica y la Biblia languidece en su doctrina y práctica congregacional, y que el programa de escuela bíblica dominical lo han tirado por la ventana. “Muchas de nuestras grandes iglesias no tienen un programa de lectura y conocimiento de la Biblia para la niñez ni para la juventud”, dice.
Entiende que hay que diseñar un reglamento, una metodología, una guía didáctica actualizada y convincente para desarrollar un interactuar bíblico con los estudiantes de hoy que en su mayoría pertenecen a la Generación Z (post-millennials), tarea que considera muy difícil, pero no imposible.
“Lo mejor que podemos hacer los evangélicos es aprovechar a nuestros profesores, líderes, organizaciones e iglesias y elaborar un borrador del reglamento y su metodología correspondiente para presentarlo a las autoridades de Educación y desde ahí comenzar un plan de avance para que nuestros estudiantes conozcan el propósito de Dios para ellos, para toda nuestra nación y el mundo a través de lo que Él nos ha revelado en las Escrituras.
Otras leyes
El religioso explica que, aunque la ley sobre Instrucción de la biblia en las Escuelas ya tiene 18 años, es ahora que muchos evangélicos se enteraron de que existe. Pero va más allá. También cita que hay muchos dominicanos que tampoco conocen sobre la Ley 204, de 1984, que declara el 27 de septiembre como Día de la Biblia en República Dominicana, y la Ley 331-09, que declara el día 31 de octubre de cada año como Día Nacional de la Comunidad Evangélica y Protestante en República Dominicana.
Moderar valores
Para el pastor Gómez Bueno, más que crear polémica con la Biblia, se debe tener presente que el amor es el valor supremo que revela ese libro sagrado, que también la tolerancia, el respeto, el perdón, la humildad, la obediencia y el servicio, entre otros, son valores. “Es eso lo que queremos enseñarles a nuestros estudiantes con la Biblia, pero eso nos compromete a vivirla, no conforme a los criterios de este mundo, sino a lo que ella nos revela en las vidas de sus hombres y en las palabras de nuestro Señor Jesucristo. El evangelio tiene que penetrar y alcanzar toda nuestra cultura, pero no es con manipulación o poder, es con amor. Ese sentimiento es nuestra mejor arma”, dice.
Entiende que este es un momento estelar para el pueblo evangélico dominicano, para usarlo con sabiduría, no para apabullar, imponer o atropellar, sino para sacar el evangelio de Jesucristo a la luz y dar testimonio.
“Si con este impulso carnal entramos a las escuelas con la Biblia, ellos, a quienes queremos transformar, no nos van a creer, ellos también van a reaccionar, y simplemente, como en otros tiempos, usaremos la religión para imponer, pelear, para crear conflictos y dividir. La usaremos como un botín de poder que no glorifica a Dios. Tenemos que tener sabiduría y discernimiento”.
El pastor Tomás Gómez Bueno instó a las instituciones representativas como el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE), CONACOPE y la Mesa de Diálogo, a reunirse y ponerse de acuerdo para orientar a la comunidad evangélica, fijar una posición seria, sensata y bíblica para que se dé inicio a la implementación del reglamento y el programa de lectura e instrucción bíblica en las escuelas, que tenga como meta la transformación de la sociedad.
@listin