El mandatario plasmó su decisión en una orden ejecutiva, que se dirige contra los "adversarios extranjeros" de EE.UU., pero no nombra específicamente a China.
La orden ejecutiva no impone automáticamente restricciones a la compra de equipos de telecomunicaciones, pero da al secretario de Comercio, Wilbur Ross, 150 días para establecer qué compañías deben estar sujetas a nuevas limitaciones por suponer un peligro para la seguridad de EE.UU.
En concreto, Trump expresó en la orden ejecutiva preocupación por la posibilidad de que compañías extranjeras usen su acceso a empresas de EE.UU. para robarles datos o sabotear servicios esenciales para el funcionamiento del país, como podría ser la red de transportes.
Trump proclamó la orden invocando una ley de 1977, que otorga autoridad al presidente para regular el comercio del país en respuesta a una "emergencia nacional".
Al respecto, el mandatario argumentó que la intromisión de firmas de países rivales en las telecomunicaciones de EE.UU. supone una "emergencia nacional".
En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, consideró que la decisión de Trump busca "proteger los servicios y tecnología de información y comunicación" de EE.UU.
"El presidente -afirmó- ha dejado claro que esta Administración hará lo que sea necesario para mantener a EE.UU. seguro y próspero, y para proteger a EE.UU. de los adversarios extranjeros que están explotando de manera activa y cada vez más las vulnerabilidades en la infraestructura y los servicios de tecnología de la información y las comunicaciones".
En la práctica, la orden ejecutiva de Trump agudiza la batalla por el control de las redes 5G.
EE.UU. lidera una campaña global para impedir que las compañías chinas, como Huawei, se hagan con el control de las redes 5G, que permiten navegar por internet con mucha más velocidad y podrían facilitar el desarrollo de vehículos autónomos y técnicas para hacer cirugía por control remoto.
De hecho, el Gobierno estadounidense ha presionado a la Unión Europea (UE) para que imponga restricciones sobre Huawei, que se encuentra a la cabeza del desarrollo de la tecnología 5G.
EE.UU. teme que China use las redes 5G de Huawei para espionaje, unas acusaciones que la compañía china ha negado categóricamente en el pasado.
Ya en agosto, Trump firmó una ley que impedía a los funcionarios de EE.UU. usar en su trabajo equipos de Huawei y de otros proveedores de equipos de telecomunicaciones con sede en China, como ZTE.
Además, la semana pasada, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) prohibió a China Mobile, el operador de telefonía móvil con más abonados en China, el acceso al mercado de EE.UU. por motivos de seguridad y anunció que estaba revisando la actividad de otros operadores del gigante asiático.
En declaraciones a la prensa, un funcionario estadounidense, que solicitó el anonimato, aseguró que la decisión de Trump no está relacionada con la escalada en la guerra comercial con China.
El pasado viernes, EE.UU. comenzó a aplicar una subida de aranceles del 10 % al 25 % a importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares; a lo que China contestó este lunes con otro incremento del 10 al 25% en los impuestos a las importaciones estadounidenses, valoradas en 60.000 millones de dólares.
Estas tensiones comerciales han provocado inquietud y dudas sobre la evolución de la economía global.
En abril, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó sus últimas previsiones de crecimiento global, que redujo en dos décimas respecto a lo calculado en enero, hasta el 3,3 % como consecuencia de los efectos sobre la actividad mundial de la guerra comercial entre EE.UU. y China.
@efe