La pequeña niña vestía una camisa negra de manga corta y pantalones negros cuando dio sus primeros pasos en Estados Unidos.
En poco tiempo, las temperaturas en el desierto de Arizona ascenderían a 108 grados Fahrenheit (42 grados Celsius).
La madre de Gurupreet la dejó con otros mientras iba a buscar agua.
Y nunca volvería a ver a su hija con vida de nuevo.
Un día después de que la niña cruzó a Arizona, agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron sus restos.
Fue un final trágico para un viaje que comenzó a medio mundo de distancia.
Se fueron de la India en busca de seguridad
Los padres de Gurupreet hablaron el lunes por primera vez desde la muerte de su hija y dijeron que habían hecho el viaje porque sentían que no tenían otra opción.
“Queríamos una vida mejor y más segura para nuestra hija y tomamos la decisión extremadamente difícil de buscar asilo aquí en Estados Unidos”, dijeron en un comunicado, publicado por la organización sin fines de lucro Sikh Coalition. “Confiamos en que todos los padres, independientemente de su origen, color o credo, comprenderán que ninguna madre o padre pone a sus hijos en peligro a menos que estén desesperados”.
El padre de la niña, identificado como A. Singh, ha vivido en Estados Unidos desde 2013, y tiene una solicitud de asilo pendiente ante el tribunal de inmigración de Nueva York, dijo el director del Programa de la Coalición Sikh, Mark Reading-Smith.
La madre de la niña, identificada como S. Kaur, cruzó la frontera con ella este mes. No está claro cuándo la madre y la hija abandonaron su hogar en el estado de Punjab, en el norte de la India, o cómo se dirigieron exactamente a la frontera entre México y Estados Unidos.
Otras tres personas de la India — otra madre y su hija y otra mujer– también estaban con ellos cuando cruzaron, dijo el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.
Según los datos estadísticos de la Patrulla Fronteriza, ha habido un aumento en los inmigrantes indocumentados que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México en los últimos años.
Defensores de los inmigrantes dicen que han notado la tendencia, pero no saben por qué más personas del sur de Asia están haciendo el viaje.
“Hemos estado tratando de entenderlo”, dijo Gujari Singh, director de Comunicaciones del Sikh American Legal Defence and Education Fund. “Cada caso ha sido ligeramente diferente. No parece haber una causa exacta … Definitivamente hay algún tipo de movimiento, pero no estamos realmente seguros de por qué”.
Kaur es un apellido que comparten muchas mujeres sijs. Y después de que el médico forense reveló su identidad, la muerte de la pequeña niña provocó una avalancha de respuestas de individuos y organizaciones que se vieron reflejadas en el nombre.
“La crisis de inmigración está afectando directamente a la comunidad sij”, dijo el Fondo en una publicación de Facebook que comparte noticias. “La muerte de Gurupreet Kaur es terrible y debemos asegurarnos de que esto nunca vuelva a suceder”.
Deepak Ahluwalia, un abogado de inmigración en California que está en la junta de la Sikh Coalition, dijo que la noticia fue aún más devastadora cuando supo el nombre de la niña y se dio cuenta de que ella era de Punjab.
“Duele aún más cuando tienes una conexión con esa persona … Mis padres eran de Punjab, yo represento a muchos asiáticos del sur y es desalentador ver cosas como esta”, dijo.
Días después de enterarse de la muerte de la niña, Ahluwalia recibió una llamada de la Sikh Coalition, que lo puso en contacto con su madre. Ahora la está representando en los procedimientos de inmigración. Su primera comparecencia ante el tribunal de inmigración de Nueva York aún no ha sido programada, dijo Ahluwalia, pero cuando tenga la oportunidad buscará asilo.
El abogado dijo que aún no ha tenido la oportunidad de discutir muchos detalles de su caso de inmigración con la madre en duelo, quien está devastada por la muerte de su hija.
“Todo lo que sé es que estaba siendo perseguida por alguien en su país natal”, dijo Ahluwalia el lunes.
Un número creciente de inmigrantes de la India está buscando asilo, huyendo de la persecución política o religiosa, dijo Ahluwalia. E incluso sin conocer muchos detalles del caso de esta familia, dijo, el hecho de que decidieran hacer el peligroso viaje demuestra lo desesperados que deben haber estado.
“No es que ellos pensaran que era un paseo por el parque y que una vez que llegaron, se dieran cuenta de lo malo que era”, dijo. “Realmente te hace pensar en lo malas que deben ser las circunstancias en tu país natal para que quieras hacer ese viaje y arriesgar la vida de tu propio hijo”.
Cruzando la frontera
Era media mañana el 11 de junio cuando los contrabandistas de personas abandonaron el grupo con el que Gurupreet viajaba, cerca de una carretera interestatal, en el lado mexicano de la frontera y les dijeron que caminaran hacia el norte.
El área a unas 17 millas (27 kilómetros) al oeste de Lukeville, Arizona, es “extremadamente remota” y es raro que los migrantes crucen allí, dice el agente Pete Bidegain, un supervisor de Operaciones Especiales para el sector de Tucson de la Patrulla Fronteriza.
“Honestamente, casi no puedes encontrar un área más remota a lo largo de la frontera suroeste que por donde cruzó este grupo”, dijo.
No hay muro fronterizo allí, solo una serie de postes de metal de 3 pies (casi un metro) de altura que buscan impedir que los vehículos crucen.
No pasó mucho tiempo antes de que Gurupreet y el otro menor en el grupo, de 8 años, tuvieran dificultades.
“Una vez que caminaron hacia el norte, estaban en un área completamente desértica”, dijo Bidegain. “Las niñas pequeñas empezaron a sentirse mal apenas cruzar el poste”.
El grupo decidió separarse. La madre de Gurupreet se fue con otra mujer a buscar agua, dejando a su hija con la otra madre y el niño.
“Nunca pudieron volver a encontrarse”, dijo Bidegain.
Un día después, en la mañana del 12 de junio, un agente de la Patrulla Fronteriza que patrullaba un sendero vio pasos en la arena. Encontró a las dos mujeres que habían estado buscando agua, y supo que el resto de su grupo estaba desaparecido.
Los agentes buscaron en el área por horas y encontraron los restos de Gurupreet.
Les llevó más de un día de búsqueda adicional para encontrar a la otra madre y al niño con el que se había quedado. Fueron llevados a un hospital y tratados por deshidratación. Las autoridades no están seguras exactamente de qué manera se separó el grupo, o qué les sucedió en el desierto.
Buscando respuestas
Las autoridades determinaron que Gurupreet murió de un golpe de calor.
“Ella estaba atravesando el desierto en un ambiente muy caluroso y sucumbió a los elementos”, dijo el jefe médico forense del condado de Pima, Gregory Hess.
Llevaba una camisa negra de manga corta, pantalones negros y un cordón para el pelo, dijo Hess.
Bidegain, el agente de la Patrulla Fronteriza, dijo que el caso es el tipo de tragedia que es demasiado común en la frontera. Confiar en las operaciones de contrabando administradas por los carteles para cruzar la frontera, dijo, no vale la pena el riesgo.
“Son un negocio con fines de lucro y no tienen ningún respeto por las personas que están contrabandeando”, dijo. “Eso es lo que vemos continuamente aquí a lo largo de la frontera en Arizona”.
En lo que va del año, 70 inmigrantes indocumentados han perecido en el área, según la Oficina Forense del Condado de Pima, que rastrea las muertes de migrantes. El año pasado murieron 127.
Los grupos de defensa dicen que las políticas del Gobierno son las culpables del creciente número de víctimas.
Las largas esperas en los puertos de entrada, argumentan, están obligando a los solicitantes de asilo a cruzar en lugares más remotos y peligrosos.
“A medida que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. ha elevado el control de la frontera y rechazado agresivamente a los migrantes que intentan cruzar en los puertos de entrada, las muertes continúan aumentando”, dijo en un comunicado el grupo South Asian Americans Leading Together (SAALT).
El grupo envió la semana pasada una carta a las autoridades fronterizas en la que pedía una investigación inmediata sobre la muerte de Gurupreet.
Preparando el funeral
Los padres de Gurupreet no se habían visto desde 2013, aproximadamente seis meses después de que ella naciera.
Ahora, el padre de 33 años y la madre de 27 años están juntos, planeando el funeral de su hija.
En el comunicado del lunes, los padres pidieron privacidad y dijeron que su familia está desconsolada por la muerte de Gurupreet.
“Llevaremos la carga de la pérdida de nuestra querida Gurupreet para toda la vida”, dicen en la declaración, “pero también continuaremos aferrándonos a la esperanza de que Estados Unidos siga siendo una nación compasiva basada en los ideales de inmigrantes que hacen de la diversidad de esta nación su mayor fortaleza”.
La Sikh Coalition dijo que un funeral privado para Gurupreet se llevará a cabo el viernes en la ciudad de Nueva York, “la ciudad que su familia esperaba que fuera su hogar”.