El niño, que era nieto de la reconocida activista, escritora y poetiza Lucila Rutinel Godoy, estaba con su madre Rossy Mancebo en el momento de acercarse a la ventana y precipitarse al vacío, según relató ella anoche a medios locales.
Dijo que el niño fue declarado muerto a las 4:05 de la tarde de ayer después de estar varios días en un coma irreversible.
Los médicos lo sometieron a una cirugía de ocho horas, pero no pudieron salvarle la vida.
La madre adelantó que autorizó la donación de todos los órganos de Kingston a niños que los necesitan para que puedan sobrevivir en su memoria.
Dijo que los médicos y el personal del hospital le dieron una procesión de héroe al niño cuando lo llevaban al quirófano.
“Mi hijo no sobrevivió, muerte cerebral por el impacto”, dijo compungida y llorosa la madre.
“Nadie se puede imaginar este dolor”, agregó.
“Donaremos los órganos para que se les trasplanten a muchos niños que los necesitan, de lo cual estamos muy agradecidos”, señaló.
“Quiero mandar el mensaje de que esto, le puede suceder a cualquiera, porque en minutos mi vida cambió. Yo estaba en la sala con mi hijo y tirándonos fotos y haciéndonos videos de música y en un instante todo cambió”, explicó la madre.
“Son niños que no conocen el peligro”, añadió.
Relató que la situación del niño la hizo superarse, por lo que volvió a la universidad para poder seguir ayudándolo.
Por su parte, la abuela dijo que le dedicó a su nieto siete años de amor, comprensión y estaba en el mundo del niño.
Pero explicó que el menor tenía obsesión por las alturas.
Y en un trozo de poema que le dedicó al nieto, Rutinel escribió que el niño era un vuelo de amor, paz y cariño.
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