“Continuamos siguiendo esto muy de cerca, pero ahí es donde nos llevan las proyecciones, está muy basado en (lo que pasa en) Detroit y Luisiana y en otros grupos, y luego miras Seattle que nunca ha alcanzado el pico y nunca ha tenido un brote grande y tratamos de comprender qué podemos hacer como público, el distanciamiento social estará con nosotros a lo largo del verano para garantizar que nos protegemos”, dijo Birx en la cadena de televisión NBC.
En ese sentido explicó que para hacer sus modelos el grupo de trabajo de la Casa Blanca ha dejado de emplear proyecciones hechas con datos a nivel global para centrarse más en la información que les llega de cada brote por separado en EE.UU.
En los últimos días, varios estados del país, como Georgia, han comenzado a aliviar las medidas de distanciamiento social y a reactivar su economía, y se espera que más de una decena vaya reanudando las actividades a lo largo de la próxima semana.
En respuesta a una pregunta sobre si no temía perder lo que se ha ganado en las últimas seis semanas de confinamiento con la reapertura de algunos estados, Birx indicó que ha mantenido “buenas conversaciones” con gobernadores y aseguró que estos entienden los riesgos. “Hablan de esto no como un encendido de la luz sino como una subida gradual de la intensidad de la luz, muy lentamente, y por eso está siendo en fases”, subrayó la médico.
Interrogada por la polémica desencadenada por unos comentarios del presidente Donald Trump de que COVID-19 podría tratarse inyectando desinfectante o con la luz del sol, Birx destacó que tanto ella como otros expertos del grupo de trabajo de la Casa Blanca han dejado muy claro que “eso no es un tratamiento”, aunque evitó criticar al mandatario. “Lo que se perdió y espero que el público estadounidense lo entienda es el motivo del estudio del Departamento de Seguridad Nacional”, indicó la médico, quien explicó que ese análisis está centrado en averiguar si hay algo que disminuya la fuerza del virus.
“Personalmente me tranquilizó ver el impacto de la luz del sol, pero deberíamos todavía practicar la distancia social y usar máscaras faciales, aunque es importante ver que la luz solar podría matar el coronavirus”, señaló.
Los Estados Unidos registraron 2.494 muertes más por coronavirus en las últimas 24 horas, según las cifras reportadas el sábado por la noche por la Universidad Johns Hopkins. El país tiene ahora un total de 53.511 muertos, con 936.293 infecciones confirmadas, según el recuento de la universidad de Baltimore a las 8:30 pm (0030 GMT del domingo).
Los Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia mundial, tanto en términos de infecciones confirmadas como de muertes. La cifra de 2.494 fue un salto desde el viernes, cuando los Estados Unidos registraron el menor número de muertes por virus - 1.258 - en casi tres semanas.
La zona roja sigue siendo el estado de Nueva York, donde el número de fallecidos diarios por COVID-19 fue 437, 15 más que este viernes, cuando se registró la cifra más baja desde principios de mes. El total de fallecidos supera los 17.000. “Cuando crees que vas a tener un buen día, la realidad te abofetea: 437 muertes ayer es un leve repunte”, agregó en una rueda de prensa el gobernador Andrew Cuomo, aunque pidió ver el “lado positivo” pese a lo “horrible” de la noticia.
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