Desde que comenzó el brote, las autoridades sanitarias de Nueva York pusieron en marcha un programa para reservar alrededor de unas 11.000 habitaciones de hotel en la Gran Manzana con el objetivo de aislar a pacientes infectados fuera de peligro, especialmente a aquellas personas que convivían en su domicilio con mucha gente o que duermen en albergues para personas sin techo, donde el riesgo de contagio es alto debido al poco espacio.
AP