El estimado, que publicó este lunes la revista The Lancet Global Health, excluye a las personas mayores que no tienen problemas de salud, un grupo que también se ha considerado de riesgo debido a la edad.
Tampoco tiene en cuenta otros factores como la pobreza o la obesidad, que puede influir en la vulnerabilidad a COVID-19 y en el acceso al tratamiento.
Sin embargo, estos datos pueden ayudar a las autoridades sanitarias para centrar los esfuerzos de contención de la enfermedad en personas vulnerables a sus efectos más peligrosos y, quizá, darles prioridad cuando hay una vacuna, según observó Andrew Clark, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y primer autor del estudio.
Desde los primeros días de la pandemia, los investigadores han sabido que las condiciones crónicas pueden exacerbar la enfermedad. Ahora, hay una mejor “comprensión de los números involucrados”, añadió el doctor Clark.
Los investigadores recopilaron 11 categorías de afecciones que pueden complicar severamente los síntomas de COVID-19 hasta el punto de requerir hospitalización. Para ello, usaron información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de las agencias de salud de Estados Unidos y Gran Bretaña.
El listado incluye a pacientes que toman regularmente medicamentos inmunosupresores, como aquellos con trastornos autoinmunes, o que se someten a tratamientos de debilitamiento de la inmunidad como la quimioterapia.
@eldiariony