El más costoso problema del país es el exceso de vehículos (casi 5 millones, la mitad en el Gran Santo Domingo), con un enorme costo por pérdida de tiempo en los tapones, porque no se ha hecho lo que en otros países: 1) Restringir la importación de vehículos; 2) Inducir el uso del transporte colectivo (para que nadie se asombre de que yo use el Metro para ir de un pronto a Villa Mella a comprar chicharrón); 3) Remodelar la vialidad y sincronizar semáforos, y 4) Que los agentes de tránsito no sean simples adornos y dejen de abrirle paso a la gran burocracia. (Columna pensada durante una hora en la 27, desde el Huacal hasta la Núñez).