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En Italia, el movimiento “Io Apro” (“Yo abro”) de los comerciantes está cobrando fuerza. Después de manifestarse el martes desde Milán hasta Palermo, los propietarios de restaurantes y bares, cuya actividad está suspendida al menos hasta el 30 de abril, continuarán su movilización. A partir del miércoles 7 de abril, muchos de ellos reabrirán sus establecimientos para instar al gobierno a que les conceda más ayudas económicas y alivie las restricciones.
En el corazón de Roma, frente a la Cámara de Diputados, se reunieron un centenar de manifestantes para reclamar libertad y trabajo. En la protesta se respiraba una sensación de exasperación que podría ser el preludio de revueltas cada vez más violentas contra las autoridades políticas.
Giancarlo es el propietario de un hotel y un restaurante situados cerca de la Fontana di Trevi. Sus establecimientos, cuya clientela es en un 93% extranjera, llevan más de un año cerrados: “¡Nos dan migajas! Tengo un hotel por el que pago 500.000 euros al año y he recibido 50.000 euros de ayuda. Había planeado reabrir en abril. Draghi y sus amigos dijeron “no”. Los “todopoderosos” quieren matar de hambre a Italia para comprar nuestras empresas a precio bajo. Este virus es una comedia”.