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El jefe de policía de Minneapolis, Medaria Arradondo, testificó el lunes que retener del cuello, como lo hizo el ex agente Derek Chauvin con el fallecido afroestadounidense George Floyd, es una violación a la política de la institución.
Al testificar en el juicio por el asesinato contra Chauvin, Arradondo dijo: esa restricción no es “parte de nuestra política, ni de nuestro entrenamiento, y ciertamente no es parte de nuestra ética o valores”.
Arradondo, un hombre negro de 54 años que lleva tres años al frente de la policía en esa ciudad, fue convocado por la fiscalía a este juicio extraordinario, después de una primera semana de testimonios, en su mayoría conmovedores, que cautivaron al público de Estados Unidos.
En EEUU los oficiales de policía que hacen uso excesivo de la fuerza rara vez son despedidos por sus superiores y, por el contrario, se benefician de los convenios colectivos, negociados por su sindicato, que son muy protectores.
Además, en muy raras ocasiones se les procesa y con menos frecuencia se les declara culpables.
Por otra parte, el médico de la sala de emergencias que pronunció muerto a George Floyd tras intentar reanimarlo testificó el lunes que en ese momento manejó la hipótesis de que el corazón de Floyd dejó de latir debido a falta de oxígeno.
El doctor Bradford Langenfeld, quien estaba esa noche en la sala de emergencias del Centro Médico Hennepin, declaró en el juicio a Derek Chauvin.
Langenfeld declaró que el corazón de Floyd dejó de latir incluso antes de llegar al hospital. Añadió que no se le informó de ningún intento de transeúntes o de policías de reanimar a Floyd, pero que los paramédicos le dijeron que trataron por unos 30 minutos.
Al ser interrogado por el fiscal Jerry Blackwell, Langenfeld relató que con base en la información que tenía en ese momento, “era más probable que las otras posibilidades” que la parálisis cardíaca de Floyd se debió a la asfixia.