El diseño del cohete espacial reutilizable New Shepard, la nave con la que Jeff Bezos y otros tres miembros de su tripulación llegó al espacio la mañana de este martes, ha llamado la atención de las redes sociales, acostumbradas a modelos más convencionales.
El diseño sugerente tiene una razón de ser. La empresa propietaria de la nave, Blue Origin, ha explicado en su sitio web por qué el diseño de la nave cuyo nombre se debe al astronauta de la misión Mercury, Alan Shepard, el primer estadounidense en ir al espacio.
La parte superior de la nave es la cápsula de tripulación. Blue Origin explica que es una capsula presurizada controlada ambientalmente con capacidad de espacio para seis personas y ventanas grandes para observar el vuelo en el espacio.
Justo debajo de la cápsula de tripulación están las “aletas de anillo y cuña”, diseñadas aerodinámicamente para estabilizar el propulsor y reducir el uso de combustible en su vuelo de regreso a tierra.
Desde arriba hacia abajo están los frenos de arrastre, que se despliega para reducir la velocidad del propulsor en su descenso desde el pacio.
Bajo los frenos de arrastre están los motores, denominados Blue Engine 3, que impulsa el cohete al espacio y se reinicia para un aterrizaje preciso y controlado en la plataforma. El motor de aceleración reduce la velocidad del propulsor a solo 8 kilómetros por hora para el aterrizaje.
La nave tiene unas aletas en popa, que estabiliza el vehículo durante el ascenso y lo dirige en el regreso a la plataforma de aterrizaje en el descenso y guía el cohete a través de velocidades áreas de hasta Mach 4, cuatro veces la velocidad del sonido.
Finalmente en el extremo inferior el tren de aterrizaje, el cohete reutilizable del New Shepard cuenta con un tren de aterrizaje que se despliega para volver a tierra.
Jeff Bezos llegó el martes al espacio en el primer vuelo de su empresa de turismo espacial con gente a bordo, siendo el segundo multimillonario que viaja en su propio cohete.
Partió al espacio desde el oeste de Texas junto con su hermano, un adolescente holandés y una pionera de la aviación de 82 años: las personas más joven y más vieja que abandonan el planeta.
“¡El mejor día de todos!", dijo Bezos cuando la cápsula aterrizó en el desierto al finalizar el vuelo de 10 minutos.
El cohete New Shepard de Blue Origin, que lleva el nombre del primer astronauta estadounidense, remontó vuelo con su grupo ecléctico de pasajeros en el 52do aniversario del alunizaje de Apolo 11.
Bezos alcanzó una altura de 106 kilómetros (66 millas), unos 16 kilómetros (10 millas) más que el vuelo de Richard Branson el 11 de julio.
La capsula es totalmente automática, lo que evita la necesidad de llevar personal entrenado para el breve vuelo. El cohete Virgin Galactic de Branson requiere dos pilotos.
Los cohetes New Shepard han realizado 15 vuelos de prueba no tripulados desde 2015. Si concluye con éxito, Blue Origin planea dos viajes tripulados más este año.
La empresa aún no vende pasajes al público. Los viajeros en los próximos vuelos serán los participantes en la subasta de 28 millones de dólares del mes pasado para obras de beneficencia. El ganador desconocido se retiró el vuelo del martes debido a un problema de horarios, y su plaza quedó para Oliver Daemen, un estudiante universitario holandés cuyo padre fue uno de los postores.
También viajaron Mark, hermano menor de Bezos, y Wally Funk, una de 13 pilotos que se entrenaron a principios de los años 60 para el proyecto Mercury de la NASA pero no fueron aceptadas por ser mujeres.
El elevador de 18 metros aceleró a Mach3, o tres veces la velocidad del sonido, para llevar la cápsula a la altura deseada, antes de separarse y descender en posición vertical.
Los pasajeros tuvieron varios minutos de ingravidez para flotar dentro de la espaciosa cápsula blanca. Ésta descendió con paracaídas y los pasajeros experimentaron brevemente seis veces la fuerza de gravedad.
Encabezados por Bezos, salieron muy sonrientes de la cápsula, abrazaron a sus familiares y festejaron con botellas de vino espumante.
No todos en la remota población desértica de Van Horn estaban encantados con el drama que se desarrollaba 40 kilómetros (25 millas) al norte.
“Es un lujo reservado a los ricos”, dijo Jesús Ramíres, dueño de una pozzería. Planeaba observar el lanzamiento desde el patio de su restaurante mientras sorbía un café.
AGENCIAS