miércoles, 4 de mayo de 2022

MINIATURAS DEL BÉISBOL Retiros normales y obligados


 Para el pelotero dominicano jugar béisbol es la cosa más fácil. Lo hacen desde que nacen y a partir de los 3 años ya tienen en su cama un guante, un bate, y una gorra y camiseta del equipo preferido de su padre en la pelota dominicana.      


Al niño no le preguntaron, pero el egoísta papá le impone la preferencia de su equipo antes de que pueda pensar. Por lo general se queda así.  


Después aquellos que triunfan en lo profesional saben cuando empezaron, pero no tienen idea de lo difícil que será retirarse del terreno. Es más, hace poco, en el 2020 vimos a Manny Ramírez haciendo algo en una liga de Sidney, Australia. Y a José Bautista, quien reside en Tampa, dejar su descanso de 3 años para jugar con el equipo dominicano olímpico.  


De los tres inmortales dominicanos, Juan Marichal se retiró en 1975 luego de dos fallidas aperturas con su último club, Dodgers de Los Angeles, pues los dolores en la espalda eran insoportables.  


Pedro Martínez jugó su último año con los Filis de Filadelfia en 2009, pero estaba en un semi retiro debido a lesiones. Firmó en el mes de julio, tuvo récord de 5-1, fue a la serie mundial perdida ante los Yanquis y luego no volvió.  


Y Vladimir Guerrero jugaba triple A de Toronto cuando decidió abandonar acusando al equipo de incumplir un acuerdo de subirlo para determinada fecha. También aquí tuvo su pleito con el Licey, la relación se puso agria, Vladimir tomó su bulto y se marchó a Don Gregorio.

 

En esa línea ahora va Robinson Canó, a seguir jugando con otro club, a ver qué pasa, si puede volver a su antiguo nivel a los 39 años de edad.  


En cuanto a estadísticas no tiene metas por alcanzar. Sus más de 2,600 hits dicen que será difícil que persiga los 3 mil hits y tampoco debe buscar nada en jonrones.  


Canó llevará su cruz de haber sido suspendido dos veces por asuntos de dopaje, lo que le cierra las puertas para ser contemplado al Salón de la fama. Eso, siempre y cuando en un futuro no surja una amnistia para este numeroso grupo marcado por la palabra esteroides.    


¿Encontrará Robinson Canó trabajo en otro club? Me parece que sí, pues su nombre sigue siendo un atractivo.  


UN POCO MÁS: Tenemos también el caso de Albert Pujols, quien debió retirarse el año pasado cuando los Angelinos lo dejaron fuera, pero sigue ahí, viendo el juego desde la banca e intentando hacer algo cuando lo ponen un par de veces por semana.  


Pujols, inclusive, quiso ser simpático ante la fanaticada dominicana que nunca lo vio en uniforme en Lidom durante sus 20 gloriosos años en las mayores. Pujols jugó con el Escogido y el recuerdo de los fans sera más por el físico que por su rendimiento.  


Y cito los casos de dos brillantes peloteros que en los finales vieron acción en equipos de liga menor en sus esfuerzos por regresar a las grandes ligas. Lo hizo Vladimir Guerrero padre con los Azulejos de Toronto y también Miguel Tejada con los Orioles de Baltimore.  


Refrescando informaciones viejas, los más veteranos saben que Alex Rodríguez fue consumidor confeso de esteroides suspendido par de veces y sus pleitos contra todo el mundo, incluso la MLB y el sindicato fueron endemoniados. Alex dejó a los Yanquis bruscamente en agosto del 2016 en un auto retiro.  


Y lo de Manny Ramírez, con par de suspensiones, también tuvo matices incorrectos pues en su segunda suspensión, jugando para Tampa, abandonó el béisbol, no quiso regresar y se fue a su hogar de Florida a disfrutar sus millones.  


Robinson Canó ahora se mete en un sendero nebuloso pues, si consigue equipo, todo dependerá de su rendimiento, la misma situación de Pujols.  


Ninguno de los dos se ha dado cuenta de que ya sus pasos por la MLB terminaron.