miércoles, 25 de mayo de 2022

¿Qué está pasando en isla Saona?

 


P. Profesor, ¿Qué está pasando en isla Saona?


R. Con certeza, no lo sabemos, pero algo huele mal.


Saona es la “Perla de Cotubanamá”, una de las islas de mayor visitación del mundo, con aproximadamente un millón de personas anualmente. De las adyacentes, es la única habitada desde 1942, la más grande y, sin dudas, la más hermosa de las tres joyas preciosas que engalanan a Quisqueya.


Cuando un cirujano interviene el cuerpo humano, la primera advertencia es no dañar, porque cualquier error es irreparable. Lo mismo pedimos a las Autoridades del Ministerio de Medio Ambiente, ente rector del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Poner paneles solares para que el primer ciclón se los lleve, arruinando su prístina biodiversidad y la extraordinaria riqueza biológica que atesora; unir a Catuano con Mano Juan o Canto la Playa con una carretera, construir infraestructuras sin un Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental Global, es sencillamente, inaceptable.


La planificación es el “arte de lo posible”, porque obliga a la prudencia. Saona por sí sola, produce tantos recursos como para sostener el SINAP. Su gracia reside en su virginidad, pero una vez violada, pierde todos los encantos y su condición de “Puerta del Paraíso”. No es Bayahibe, porque todo el esplendor que allí existe, se lo ha dado Saona.


Es más, Palmillas y Playa Tortuga, Las Calderas y la Piscina en medio del Mar, pierden el azul celeste, el “aura maravillosa que les rodea”, sin la “Bella Savona de Michelle Cunneo”.


Ni una pulgada de tierra puede tocarse, sin conocer el propósito y menos aún, sin un “Plan de Manejo de Adecuación Ambiental”. Así como el Presidente da cuenta de cada centavo del erario público que gasta, Medio Ambiente tiene que dar cuentas de lo que está haciendo con el Patrimonio Natural de todos los dominicanos.


Por Eleuterio Martínez