El caso de Pete Rose es uno de los más controversiales en toda la historia de las Grandes Ligas, debido a la trayectoria extraordinaria en el terreno de juego y a las imputaciones que se mantienen en su contra fuera de los parques.
Desde hace años Rose ha venido reclamando insistentemente que se le levante la sanción que lo expulsó de por vida del béisbol.
Pete, hoy con 81 años, es uno de los jugadores más excitantes que la militado en Grandes Ligas, y sus 4 mil 256 hits, se puede afirmar sin temor a equívocos, es irrompible.
Sin embargo, hechos, como las apuestas y una acusación no demostrada de violación sexual a una menor, al parecer lo seguirán manteniendo en el exilio de por vida.
Los que siguieron su dilatada carrera como un pelotero excepcional, en su gran mayoría, entiende que las Grandes Ligas, ya a su longeva edad, lo debe “perdonar ”, debido a que su contribución a esa disciplina, es extraordinaria.
Sin embargo, sus actos fuera del terreno lo persiguen como una sombra permanente, al punto que para recibir un homenaje, por ser miembro del equipo campeón, los Filis, se tuvo que buscar permiso de la oficina del comisionado, que le vetó de por vida en agosto de 1989.
Observando lo inflexible que se mantiene Grandes Ligas en su caso, parece que habrá que esperar mucho tiempo para que a Rose se le perdonen sus bellaquerías, ciertas o no, que le imputan, algunas comprobadas, que cometió en el trayecto de su carrera de 25 años en tres organizaciones como pelotero y dirigente.