Lo que estamos presenciando en estos días nos dice claramente que si las autoridades escolares no cumplen sus tareas cada día, más allá de la politiquería; si los maestros no ejercen su misión educativa por encima del banal gremialismo; si el alumnado no asume con pasión el estudiar antes que comer en la escuela o estrenar uniforme; si los padres de familia no vigilan la conducta de sus hijos con verdadera responsabilidad; si la sociedad no asume la vanguardia en la lucha por una mejor educación pública… si nada de eso se cumple, como estamos viendo, inevitablemente República Dominicana será un triste fracaso, un país de burros.