Los fariseos (políticos y religiosos) que fundamentaban sus creencias en la observancia de la ley de Moisés, se constituyeron en los principales enemigos del Señor Jesús.
Conspiraron en su contra para hacer desaparecer los propósitos de Dios en su persona, tanto es así, que Juan el Bautista levantó su voz e hizo fuertes pronunciamientos hacia fariseos y saduceos, llamándolos generación de víboras.
Buscaban al maestro por los panes y los peces y al mismo tiempo planeaban estrategias para acusarle y desacreditarle.
Esos mismos {sus enemigos}, que se aprovecharon de su bondad, fueron quienes lo cambiaron por un ladrón y le gritaban frente a Pilato: ¡crucifícale!.
Dios se manifestó al pueblo en el antiguo testamento acerca de los oponentes diciendo: "de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos". Génesis 22:17.
Es una promesa del Señor, por tanto, los contricantes al propósito de Dios, no pasarán.
En el nuevo testamento, Jesucristo expresó su intención a favor de bendecir a los que se oponen al reino de Dios y su justicia, cuando dijo:
"Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen". San Mateo 5:38-44.
Este se constituye en el manual perfecto de Jesucristo, para tratar a los que declaran enemistad contra el pueblo de Dios.
Oración y bendición:
Padre nuestro que nos ama y protege, en tu presencia, llena de plenitud y gozo, deposito mi servidumbre y sumisión, con actitud de gracia hacia ti.
Perdona mis ofensas, y también a cualquier ser humano que yo haya dañado con mis acciones.
De igual manera, decido perdonar cualquier espada forjada de enemistad construida contra mí.
Hoy, ayúdame a abrir puertas y ventanas para ser bendición, y para bendecir a mi prójmo.
Te lo suplico en el nombre de Jesús. Amén. Maranatha.
Nuevas del bien,
Pastor Antonio Regalado
Congregación Maranatha, Inc.
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(508) 820-8084