Acento.com.do
Existe la sospecha de que la Autoridad Metropolitana de Transporte está en una jornada de brazos caídos. Los agentes con la responsabilidad de organizar y posibilitar la fluidez del tránsito vehicular en la capital no están haciendo nada para impedir las infracciones o sancionar a los desorganizadores.
Se ha hecho costumbres en los últimos meses que los conductores, de autos privados, públicos u oficiales, irrespetan la luz roja en los semáforos. Y cada vez que esto ocurre es un atentado contra la vida de los demás conductores y de los ciudadanos de a pie.
Y los agentes de AMET no hacen nada.
Pero hay algo peor. En las últimas semanas la impunidad sin sanción ha roto todos los parámetros con los infractores de la ley de tránsito ahora en vía contraria, desafiando a todo el mundo, sin que haya un agente de AMET disponible para imponer sanciones o para impedir que esas violaciones sigan ocurriendo.
Es común encontrar vehículos oficiales, privados o del transporte público en vía contraria. En diferentes partes de la ciudad es común verlos a cualquier hora. Y si quieren un ejemplo, habría que pasar por la calle Euclides Morillo, en Arroyo Hondo, entre la Bienvenido García Gautier y la calle Doctores Mallén, en el tramo en que se encuentra la CAASD.
No hay otra explicación para tanta impunidad en el tránsito terrestre, en la capital y lógicamente en el interior del país. Los agentes de AMET no deben incomodar a los ciudadanos violadores de la ley de tránsito, para que no provoquen malestar público o político con miras a las elecciones. Y si no es así ¿qué otra cosa puede explicar tanta pasividad de los agentes de AMET?
Como escribiera recientemente en la sección Opiniones, de Acento, el periodista Santiago Estrella Veloz, si usted transita por las calles y avenidas de la capital, cuando encuentre un semáforo en verde, deténgase y evite un accidente. Los vehículos del transporte colectivo, de carga y otros conductores suicidas que transitan por las grandes avenidas (27 de Febrero, Abraham Lincoln, John F. Kennedy, entre otras) no respetan la luz roja. Hay que permitirles que pasen para que no te atropellen.
Y resulta indignante que los agentes de AMET no hagan nada. Pese al peligro que corre la vida de los demás. Y si un ciudadano se indigna y exige respeto, o llama la atención, su vida corre peligro. Y entonces la gente se margina, se echa a un lado, y deja que todo este desorden siga sin protestar, sin indignarse, sin imaginar que esa indiferencia es lo peor. Mientras más un violador del derecho ajeno se empodera, peor es para los demás.
¿Será verdad que el gobierno ha dado una orden para que los agentes de AMET se crucen de brazo y no irriten a los violadores de las leyes del tránsito terrestre?
No es posible. No lo creemos. Debe haber alguna razón adicional para que los agentes de AMET sean tan ineficientes, tan indiferentes y tan irresponsables.
Se ha hecho costumbres en los últimos meses que los conductores, de autos privados, públicos u oficiales, irrespetan la luz roja en los semáforos. Y cada vez que esto ocurre es un atentado contra la vida de los demás conductores y de los ciudadanos de a pie.
Y los agentes de AMET no hacen nada.
Pero hay algo peor. En las últimas semanas la impunidad sin sanción ha roto todos los parámetros con los infractores de la ley de tránsito ahora en vía contraria, desafiando a todo el mundo, sin que haya un agente de AMET disponible para imponer sanciones o para impedir que esas violaciones sigan ocurriendo.
Es común encontrar vehículos oficiales, privados o del transporte público en vía contraria. En diferentes partes de la ciudad es común verlos a cualquier hora. Y si quieren un ejemplo, habría que pasar por la calle Euclides Morillo, en Arroyo Hondo, entre la Bienvenido García Gautier y la calle Doctores Mallén, en el tramo en que se encuentra la CAASD.
No hay otra explicación para tanta impunidad en el tránsito terrestre, en la capital y lógicamente en el interior del país. Los agentes de AMET no deben incomodar a los ciudadanos violadores de la ley de tránsito, para que no provoquen malestar público o político con miras a las elecciones. Y si no es así ¿qué otra cosa puede explicar tanta pasividad de los agentes de AMET?
Como escribiera recientemente en la sección Opiniones, de Acento, el periodista Santiago Estrella Veloz, si usted transita por las calles y avenidas de la capital, cuando encuentre un semáforo en verde, deténgase y evite un accidente. Los vehículos del transporte colectivo, de carga y otros conductores suicidas que transitan por las grandes avenidas (27 de Febrero, Abraham Lincoln, John F. Kennedy, entre otras) no respetan la luz roja. Hay que permitirles que pasen para que no te atropellen.
Y resulta indignante que los agentes de AMET no hagan nada. Pese al peligro que corre la vida de los demás. Y si un ciudadano se indigna y exige respeto, o llama la atención, su vida corre peligro. Y entonces la gente se margina, se echa a un lado, y deja que todo este desorden siga sin protestar, sin indignarse, sin imaginar que esa indiferencia es lo peor. Mientras más un violador del derecho ajeno se empodera, peor es para los demás.
¿Será verdad que el gobierno ha dado una orden para que los agentes de AMET se crucen de brazo y no irriten a los violadores de las leyes del tránsito terrestre?
No es posible. No lo creemos. Debe haber alguna razón adicional para que los agentes de AMET sean tan ineficientes, tan indiferentes y tan irresponsables.