La majestuosa embarcación de 60,20 metros de eslora había sido bautizada como Yogi hacía apenas unos meses. Desde el pasado viernes, el superyate reposa en el fondo del mar, a unas 20 millas de la isla griega de Skyros, mientras su tripulación aún se recupera de un espectacular rescate.
El Yogi había zarpado a finales de la semana pasada de Turquía, donde había sido sometido a un rutinario lavado de cara en las instalaciones del astillero que en 2011 lo creó, el Proteksan Turquoise. Volviendo a su base en el Mediterráneo (por ahora sólo ha trascendido que el propietario es de nacionalidad francesa), el capitán Jean Louis Carrel realizó una llamada de emergencia. El barco se hundía en mitad de un temporal de Fuerza 8 (entre 34 y 40 nudos de viento).
Un helicóptero de las fuerzas aéreas griegas acudió a socorrer a la tripulación, todos ya ataviados con los trajes de supervivencia y con una balsa salvavidas en el agua. El mal tiempo complicó la operación, pero el rescate se completó con éxito.
El Yogi había zarpado a finales de la semana pasada de Turquía, donde había sido sometido a un rutinario lavado de cara en las instalaciones del astillero que en 2011 lo creó, el Proteksan Turquoise. Volviendo a su base en el Mediterráneo (por ahora sólo ha trascendido que el propietario es de nacionalidad francesa), el capitán Jean Louis Carrel realizó una llamada de emergencia. El barco se hundía en mitad de un temporal de Fuerza 8 (entre 34 y 40 nudos de viento).
Un helicóptero de las fuerzas aéreas griegas acudió a socorrer a la tripulación, todos ya ataviados con los trajes de supervivencia y con una balsa salvavidas en el agua. El mal tiempo complicó la operación, pero el rescate se completó con éxito.