El lunes pasado el ambiente nacional inspiraba la calma de un estanque de peces; regresó la atmósfera de serenidad perdida al fragor de la campaña. Justo era respirar tranquilidad. La larga y agotadora campaña nos dañó en lo productivo, económico y moral. Un reciente viaje de vacaciones a la ciudad de Nueva York me significó permanecer fuera del país durante las tres últimas semanas antes de las elecciones.
Aunque no tuve activismo alguno durante el periodo electoral, físicamente extraída del cargado ambiente político experimenté una sensación espiritual de descanso. Debemos presionar a nuestros partidos, a fin de que asuman las reformas necesarias para que las campañas no agobien a los ciudadanos hasta necesitar “huir”. l
Aunque no tuve activismo alguno durante el periodo electoral, físicamente extraída del cargado ambiente político experimenté una sensación espiritual de descanso. Debemos presionar a nuestros partidos, a fin de que asuman las reformas necesarias para que las campañas no agobien a los ciudadanos hasta necesitar “huir”. l
Por Claudia Fernández Lerebours