martes, 12 de junio de 2012

EDITORIAL DEL PERIODICO EL CARIBE SOBRE SANTIAGO


El 2007 fue un año trágico para el país, cuando las tormentas Noel y Olga hicieron estragos en varias zonas. Pérdidas estimadas en más de 14 mil 500 millones de pesos y más de un centenar de víctimas fatales. Esas pérdidas materiales se concentraron en zonas productivas, pero muchas infraestructuras urbanas y rurales fueron barridas. La ciudad de Santiago sufrió gravemente bajo los efectos de Olga, en diciembre. Fue una tormenta fuera de época, que provocó 37 muertes y 49 mil personas fueron desplazadas por el desagüe de la presa de Tavera. Posteriormente, Santiago fue estremecida con los derrumbes de Carlos Díaz, en 2009.

Hablamos de la segunda provincia más importante del país, con 1 millón 46 mil 182 personas, bajo situación de riesgo. El problema más acuciante, decíamos hace unos días, es la acumulación de la basura, agravado con problemas de salud colectiva. Con el inicio de la temporada ciclónica, es inevitable que nos inquietemos con otros problemas. Miguel Ponce nos recuerda hoy las cien mil personas alojadas en zonas vulnerables.

Se trata de 53 sitios, identificados por la Defensa Civil, que ameritan la adopción de acciones. Los lugares que recurrentemente sufren inundaciones y daños son el Hoyo de Julia, el innombrable barrio Nueva York Chiquito, justo en la margen oriental del Yaque del Norte, en plena avenida de Circunvalación, donde se ha permitido la construcción de cien casuchas. Esa zona fue de las más castigadas por Olga en el 2007.

El alcalde Gilberto Serulle es sensible al drama. Precisamente, se ha embarcado en múltiples promesas para reubicar o mejorar las condiciones de pobladores en sectores como El Ejido, pero definitivamente se trata de un problema mayor, que si bien compete a la municipalidad, por su dimensión debe involucrar al gobierno nacional.