domingo, 11 de enero de 2015

Comer piña, una buena opción


Tenemos una tierra bendecida por Dios con la variada producción de frutas, ricas en nutrientes y en sabor y con un arco iris de valiosos antioxidantes. Este artículo surge a propósito de la piña. Muchas personas me preguntan, cuando estoy en el supermercado, como saber cuando la piña está en sazón.

La piña, llamada también ananá, es el fruto de una planta de la familia de las Bromeliáceas. La piña, planta tropical, es originaria de Sur América, Brasil y Paraguay, desde allí se trasplantó a las islas del Caribe, y empezó a cultivarse en Hawai, el mayor productor mundial, a partir del siglo XIX. Colón la descubrió en 1493 y la llevó a Europa en uno de sus viajes.

La piña, de inconfundible aroma y estupendo sabor, contiene Bromelia, formada por varias enzimas, en especial la ananasa, que tiene el poder de ayudar a digerir las proteínas y a reblandecer las carnes. Es una gran fuente de vitamina C, de fibras y de magnesio. Se le atribuyen efectos diuréticos, vermífugos y antiinflamatorios. Es baja en grasa, sodio y calorías y no contiene nada de colesterol; por eso es excelente para dieta.

Las piñas no maduran más ni se vuelven más dulces una vez cosechadas, sólo envejecen y fermentan. Trate de oler la piña en la cabeza y elija una que tenga buen olor, hojas verdes y frescas. Colóquela en el refrigerador para mantenerla fresca.

El color de la cáscara no indica su grado de madurez. La cáscara protege la piña de la acción de los agroquímicos y los pesticidas. Se aprovecha su jugo y su pulpa, sirve para preparar muchos platos, salsas y bebidas, como la piña colada.

Por Héctor E. Mateo M.