AFP
Nueva York
Al menos 50 muertos, ocho millones de viviendas sin electricidad y Nueva York paralizada era el balance devastador ayer martes del paso de Sandy por la costa este de Estados Unidos, que luchaba para recuperarse de la monstruosa tormenta.
El presidente Barack Obama reunió a su comité de crisis y canceló los eventos previstos para hoy miércoles, una semana antes de las elecciones, para quedarse en Washington y coordinar la respuesta al huracán, dijo su portavoz.
Obama había sido informado “durante toda la noche” sobre la evolución de Sandy y en contacto con autoridades de Nueva York y Nueva Jersey, dos de los estados más afectados por la tormenta, según un funcionario de la Casa Blanca. “Esta tormenta todavía no terminó”, advirtió el presidente durante una visita a la sede de la Cruz Roja en Washington.
Solo en Nueva York se registraron al menos 23 víctimas mortales, anunció el gobernador del estado, Andrew Cuomo. Estas víctimas se suman a los 67 muertos que había dejado Sandy a su paso por el Caribe.
Los devastadores daños materiales de Sandy, que tocó tierra en la noche del lunes en Atlantic City (Nueva Jersey) como ciclón postropical y vientos de hasta 150 km/hora, comenzaban a precisarse.
Ayer martes, más de ocho millones de viviendas estaban sin electricidad en 18 estados del noreste de Estados Unidos y en la capital, Washington, anunció el Departamento de Energía.
El estado más afectado era Nueva Jersey, con 2.5 millones de hogares sin energía eléctrica. De su lado, Nueva York luchaba para superar los daños provocados por Sandy, que obligará a la ciudad a pasar varios días sin su vital servicio de metro y sin electricidad en decenas de miles de hogares.
Todo el servicio de transporte público neoyorquino está suspendido desde el domingo por la noche antes de la llegada del huracán, paralizando a una ciudad de 8.2 millones de habitantes.
Uno de los daños más extenso fue un incendio que destruyó 80 viviendas.
Tras despertar como una ciudad fantasma, Nueva York recuperó algo de su actividad con el correr de las horas, con un tráfico más fluido y más tiendas abiertas en el centro de Manhattan.