Para las personas que nunca han tenido un nivel económico alto, la idea de hacer mucho dinero en poco tiempo es sin dudas tentadora y por supuesto resuelve muchos problemas. Sin embargo, es muy común que cause otro tipo de cosas más graves y que no se arreglan con esa clase de recursos: el terrible daño al carácter y a la personalidad que provoca convertirse en un “nuevo rico”.
Veamos algunos ejemplos de características de esta “especie” que la hacen tan desagradable para el prójimo:
El nuevo rico necesita que el mundo sepa que ha logrado conseguir dinero y todo lo que hace y dice gira en torno a esa vacía y superflua necesidad.
El nuevo rico disfruta el “name droping”, es decir, el “dejar caer” nombres de lugares y personas que considera “importantes” para hacer ver que es un conocedor y parecer de la “high class”.
El nuevo rico ordena el vino más caro y el plato con el nombre más extraño porque cree que así luce sofisticado, aunque no tenga idea de cómo se pronuncian ni del protocolo adecuado para su consumo.
El nuevo rico tiende a ir mucho de viajes pero curiosamente prefiere New York o Miami antes que alguna ciudad de Europa.
El nuevo rico, cuando toma agua, pide Perrier o San Pellegrino y mira con desdén a los que nos importa muy poco las marca del agua que nos sirvan.
El nuevo rico se obliga a sí mismo a escuchar (o al menos a afirmar que escucha) ópera y jazz, aunque sean géneros musicales que no entienda, que no siempre distinga y que en el fondo ni siquiera disfrute.
El nuevo rico compra la ropa más cara aunque no sepa combinarla ni elegir la adecuada para cada evento, y procura que la ropa sea de marcas reconocidas, pero como es imprescindible que la gente lo sepa, el logo tiene que verse por fuera.
El nuevo rico tiende a maltratar y ser prepotente con camareros, guardianes, vendedores, cajeros y en general empleados que prestan servicios, para “lucírsela”.
El nuevo rico cita libros que no ha leído, de autores que no conoce, para darse un aire de culto. Por las mencionadas razones y muchas más, si usted tiene la dicha de ganarse la lotería o hacer dinero rápido, no se deje obnubilar, conserve sus costumbres y su sencillez, recuerde siempre su procedencia y evite a toda costa convertirse en la burla que realmente constituye ser un nuevo rico. www.elcaribe.com.do