El presidente Danilo Medina inauguró el pasado jueves 11 de abril una empresa de zona franca en la capital. El capital invertido es de 28 millones de pesos. Se cree que podría crear mil empleos, porque se trata de un centro de llamadas, comúnmente conocido como Call Center.
Todo bien hasta que se supo que la empresa tenía dos años operando, y que el presidente fue sorprendido en su buena fe por quienes le dijeron que era una inversión nueva. ¿Qué razón tiene el gobierno para que el presidente saque tiempo de su agenda y se presente a “inaugurar” una empresa con dos años operando?
No nos anima el deseo de fastidiar a nadie, ni de incomodar al presidente de la República. Nuestro deber como medio de comunicación es informar de los hechos de trascendencia. Y en este caso es trascendente que el presidente haya sido utilizado en una treta de mal gusto, por funcionarios que esconden otras intenciones con el sano interés del presidente de hacerse presente en una modesta empresa que comienza a operar.
Si actividades sencillas como estas pueden ser utilizadas para dañar la imagen del presidente de la República, qué no podría pasar con casos más trascendentes. Sencillamente es inaceptable que la figura del presidente sea colocada en una penosa actividad como esa pretendida inauguración.
Los medios de comunicación igualmente fueron sorprendidos en su buena fe de informar de una nueva inversión en la República Dominicana.
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