No sé si Danilo haya sido fruticultor, pues ignoro si esa práctica agrícola se da en las lomas y valles de Arroyo Cano. Pero, como sea, debe saber que la forma más fácil y práctica de tumbar selectivamente las frutas podridas consiste en subirse al árbol y dar un remenioncito a las ramas, una por una. Ahora, si se quieres cubrir de riesgos la cosecha completa, lo mejor es un buen remenión desde el tronco. (Bueno...Con el remenioncito de ayer, la gente ahora espera que, lo más pronto posible, se produzca ese saludable remenión)
Por Ramón Colombo