¡Qué vaina! Yo, que había guardado ese paraguas amarillo donde no recuerdo, ahora tendré que tenerlo otra vez a la mano. ¡Qué vaina! Yo, que había dejado de ir a esa esquinita de la México con Doctor Delgado, ahora me veré nuevamente obligado a volver alli a coger lucha, con la policía acechándome. ¡Qué vaina! Yo, que llegué a creer sinceramente que el gobierno cumpliría su promesa, solemne y por escrito de ese compromiso, ahora tendré que volver a joder para que cumpla, ¡carajo!, con el 4 % sin hacernos más cuentos.
Por Ramón Colombo