Mientras muchos bienes incautados a narcotraficantes son usufructuados por particulares, otros son la solución para problemas puntuales y acuciantes que enfrenta el Ministerio Público en el sistema carcelario.
Tal es el caso de esta hermosa casa campestre expropiada a los hermanos colombianos Huber y Ángel María Buitrago, imputados de narcotráfico, la cual ha sido convertida en un Centro de Corrección y Rehabilitación Abierto Femenino, por la Procuraduría General de la República.
La propiedad, enclavada en medio de una área de 100 tareas, en Sabana Toro, San Cristóbal, ya acoge a 21 internas que no caben en las cárceles de Najayo y de Baní; que tienen más de las 3/4 partes de sus penas cumplidas, han observado buen comportamiento y pueden optar por su libertad condicional. Son, en su mayoría, mujeres jóvenes utilizadas como “mulas” para sacar droga del país, y que han sido arrestadas en los aeropuertos de aquí.
Plan de rehabilitación.
En la residencia, custodiada por militares y dos perros rottweiler, a las internas se les imparten cursos de belleza, reciclaje y otras manualidades; prácticas de natación y ejercicios aeróbicos, según explicó la directora del Centro, Cristiana Martínez.