jueves, 30 de octubre de 2014

Cortinas de humo

Por Ramón Colombo

 No hay cosa más eficiente para distraer la atención colectiva sobre cualquier escándalo que una buena cortina de humo. Para que sea suficientemente distractiva y salvadora tiene que ser oportuna, pues sólo así propicia el escape, induce el olvido, atenúa las pasiones y paraliza las amenazas inminentes. Y debe ser en extremo espectacular, como vemos: el sangriento asalto a una cárcel, la bomba incendiaria en un vagón del Metro, el sabotaje paralizante de una red de transmisión eléctrica o la muerte, como anillo al dedo, de un gran notable. (¡Qué buena suerte, la de Leonel y Félix).