¿Qué el profesor de arte vive en la miseria extrema? ¿Qué el forjador de espíritus sublimes muere de hambre? ¿Qué un humanista es tratado con inhumanidad? ¡Debemos rechazar que se hable de superar nuestro abominable retroceso cultural sin considerar que todo maestro es piedra angular de esa urgencia inaplazable! Entristece que José Antonio “El Flaco” (artista enseñado por entrañables maestros) no se rebele ante la indiferencia de la burocracia que maneja los presupuestos del Estado de todos nosotros. Es más, me extraña que no haya renunciado a un cargo que no le agrega nada a su carrera.