martes, 17 de mayo de 2016
Luis puede consolidarse como líder de la oposición
El desempeño de Luis Abinader en su primer intento en alcanzar la presidencia de la República lo consolida como el líder con más posibilidad de estructurar, en torno a un proyecto de nación socialmente definido, una fuerza de oposición capaz de poner fin en el año 2020 a dos décadas seguidas de gobiernos peledeístas.
Al margen de las pasiones que desatan las campañas electorales, los cuatro años de gobiernos del presidente Danilo Medina comparados con los 12 años del expresidente Leonel Fernández no arrojan diferencias de fondo en término de realizaciones, y está por verse si el nuevo período que inicia en agosto se acerca al rosario de promesas hechas en la búsqueda de la reelección.
A Danilo Medina le esperan cuatro años de muchas dificultades, comenzando por la ya anunciada reforma económica, que en la práctica se traducen en más impuestos y alzas significativas de los precios de los alimentos y los servicios.
Y el agravante para el desgaste peledeísta es que ya nada será sorpresa y el mandatario tendrá una capacidad de respuesta sumamente limitada cuando se enfrente al fin del petróleo barato y a crédito de Petrocaribe y los nuevos precios de los combustibles tenga que traducírselos a la población.
En este escenario, Luis Abinader como líder tendría a su favor el desgaste que está supuesto causar en cualquier fuerza política 16 años de gobierno sin resolver un solo de los problemas fundamentales de un país, y con la probable agudización de otros en este quinto período, son terrenos para el crecimiento del liderazgo opositor.
Pero su liderazgo no solo depende del desgaste que el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) está supuesto a tener, pues hay que asumir que ese partido es una fuerza viva, con una dirigencia que ha dado muestra de saber renovarse.
Se ha posicionado
Con un 35% del electorado a su favor, es indudable que Luis Abinader pasa a ocupar el primer lugar en las filas opositoras, siendo una primerísima figura política.
Sin embargo, su futuro político no puede estar a expensa de lo que pase en el PLD y el Gobierno, sino en la conversión del Partido Revolucionario Moderno (PRM) en una verdadera fuerza política, orgánicamente estructurada, con definición ideológica y programática, y con la decisión necesaria de sacar al peledeísmo del poder.
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