Aún mejor, fue un juego perfecto, es decir, no hubo carreras, sin hits y sin errores, y ningún bateador contrario alcanzó la primera base, en un partido presenciado por 61, 519 fanáticos en el Yankee Stadium.
La actuación de Larsen, con Yogi Berra como receptor, más un cuadrangular de Mickey Mantle, sirvieron para la tercera victoria consecutiva de su equipo ante sus rivales de la ciudad, los Dodgers de Brooklyn.
Los Yankees terminaron ganando el campeonato.