martes, 21 de febrero de 2017
Comida que llueve del cielo
En Sudán del Sur la comida llueve del cielo. Literalmente. Grano, aceite, azúcar.
El país más joven del mundo (se convirtió en miembro 193 de la ONU en 2011, tras independizarse de la República de Sudán), y rico en yacimientos de petróleo, se vio pronto sumido en una guerra por el poder entre las etnias dinka, a la que pertenece el presidente, Salva Kiir, y nuer.
Naciones Unidas ha advertido de que el conflicto podría desembocar en un genocidio como el ocurrido en Ruanda en 1994.
De sus 12 millones de habitantes, al menos la mitad pasa hambre. Ante la inseguridad y la carencia de infraestructuras terrestres, el avión es la mejor forma de hacer llegar la comida y material médico, unas 25.000 toneladas desde que estalló la guerra en 2013.
Bajo la coordinación del Programa Mundial de Alimentos, los suministros despegan de la llamada “ciudad humanitaria internacional”, el centro logístico de ayuda más grande del mundo, fundado en 2003 en Dubái.
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