martes, 8 de agosto de 2017

Mujeres denuncian fueron violadas por agentes en cárcel federal de Brooklyn mientras esperaban deportación


NUEVA YORK.- Tres dominicanas y dos centroamericanas, que fueron violadas varias veces por carceleros mientras estaban presas en la cárcel federal de Brooklyn esperando ser deportadas a la República Dominicana, relataron en entrevistas con el New York Times cómo fueron sexualmente abusadas por los oficiales.

Hasta ahora ninguna de las tres mujeres criollas han sido identificadas por las autoridades por respeto al protocolo que se establece en estos casos y solo figuran en las investigaciones con los nombres anónimos de “Joan Doe”, pero la ecuatoriana Gladys Sánchez Loqui y Catherine Hurtado, decidieron salir a luz para dar sus testimonios, que según reportes, son recurrentes en el Centro Metropolitano de Corrección (MDC) de Brooklyn.

Ellas lograron salir de la prisión después de estallar el escándalo y serán testigos estrellas en el caso.


La situación de las tres dominicanas fue asumida por el Departamento Legal del Consulado General Dominicano, que las ayudó con representación jurídica y pagó la fianza de 12.000 dólares de una de ellas.

Las mujeres dijeron al New York Times que les llamaba la atención el gran interés que ponían los oficiales en que ellas y otras internas trabajaran en labores de limpieza en las oficinas de los agentes durante las noches.

Veían como otras encarceladas regresaban al área de sus celdas con los cubos y los trapeadores secos. Una muestra de que todo se trataba de una falsa de los oficiales para encubrir la realidad de los abusos.

Estos fueron indicios de lo que se convertiría en una de las mayores investigaciones de agresión sexual que ahora enfrenta la Oficina Federal de Prisiones.

El caso se hizo público en mayo cuando los tres oficiales hispanos asignados al MDC fueron arrestados por cargos de abuso sexual de media docena de reclusas.

Mientras que la mayoría de los asaltos citados en las acusaciones ocurrieron en 2016, los fiscales han sugerido que el patrón pudo haber comenzado años antes.

En un reciente archivo judicial, los fiscales revelaron que una reclusa había dicho al FBI en 1995 que uno de los dos tenientes acusados en mayo, la había violado mientras estaba en servicio de limpieza, pero no fue acusado en esa ocasión.


Comida por sexo

Las mujeres entrevistadas señalaron que a las reclusas a menudo se les asignaba tareas de limpieza por las noches.

Esto llevó a que estuvieran solas, o en grupos pequeños con oficiales masculinos durante las horas más tranquilas de la cárcel, según los registros y entrevistas de la corte.

“Llevar a alguien para hacer la limpieza después de horas cuando todas deberíamos haber estado seguras en nuestras celdas, no era normal”, dijo la señora Ramona Brant, que era una reclusa en el MDC.

Otra reclusa dijo que no era infrecuente que ciertas presas pudieran compartir la pizza o las alas de pollos que los guardias correccionales pedían para ellos en los restaurantes cercanos, y esa comida era percibida como una recompensa por tener relaciones sexuales con los oficiales.

Los fiscales creen que la comida y el sexo estaban vinculados, señalando que un oficial correccional ordenó comida a un restaurante para él y dos presas la misma noche que ambas tuvieron sexo oral en el carcelero federal.

@diariolibre