jueves, 22 de marzo de 2018

Kuczynski engrosa lista de presidentes latinoamericanos que no acaban mandato


BOGOTÁ.- El ahora expresidente de Perú Pedro Pablo Kuczynski se unió hoy al “club” de gobernantes latinoamericanos que no han podido finalizar sus mandatos presionados por crisis que los han llevado a renunciar o porque han sido destituidos mediante juicios parlamentarios.

Pedro Pablo Kuczynski renunció a la Presidencia tras las denuncias del partido fujimorista Fuerza Popular sobre una presunta compra de votos de legisladores para evitar su destitución por supuestos lazos con la empresa brasileña Odebrecht.



En un mensaje a la Nación, Kuczynski anunció su renuncia, 20 meses después de asumir el Gobierno, debido al “clima de ingobernabilidad” que, dijo, afecta al país y que “no permite avanzar”. La dimisión aún debe ser aceptada por el Congreso.

Al caso de Kuczynski le antecede el de Dilma Rousseff, la primera mujer presidenta de Brasil, quien fue destituida el 31 de agosto de 2016 por el Senado en el marco de un juicio político, tras hallarla culpable de incumplir la ley de responsabilidad fiscal por haber modificado los presupuestos vía decreto, sin autorización legislativa.

El 2 de septiembre de 2015 el guatemalteco Otto Pérez Molina, el primer militar electo popularmente en el país centroamericano, renunció a la Presidencia, tras el escándalo de corrupción conocido como “La Línea”.

El 22 de junio de 2012 el paraguayo Fernando Lugo fue destituido en un juicio parlamentario por mal desempeño de sus funciones y por su responsabilidad en los enfrentamientos entre policías y campesinos en la provincia de Curuguaty que dejaron unos 17 muertos.

El 28 de junio de 2009 Manuel Zelaya fue destituido por el Congreso de Honduras, luego que militares lo detuvieron y lo deportaron a Costa Rica, en momentos en que pretendía reformar la Constitución desoyendo impedimentos legales.

El 20 de abril de 2005 Lucio Gutiérrez fue destituido como presidente de Ecuador mediante un juicio político en el Congreso por abandono de cargo, luego de que el exmandatario en medio de un fuerte clima de tensión en Quito escapara del Palacio de Carondelet por el techo donde le esperaba un helicóptero del Ejército.

El boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada renunció como presidente el 17 de octubre de 2003 y ese mismo día viajó a Estados Unidos, donde actualmente afronta una demanda civil por las muertes ocurridas durante la llamada “guerra del gas”.

El ecuatoriano Jamil Mahuad fue depuesto mediante un golpe de Estado cívico-militar el 21 de enero del año 2000, en medio de protestas por su programa de austeridad y el anuncio de la “dolarización” de la economía.

El 20 de diciembre de 2001 Fernando de la Rúa fue el segundo presidente que dimitió a la Presidencia de Argentina, donde se registraba una crisis económica y social.

En medio de acusaciones y revelaciones de corrupción, el 19 de noviembre de 2000 Alberto Fujimori, quien había sido reelegido, salió de Perú y envió su renuncia desde Japón, la cual fue rechazada por el Congreso y fue destituido por “permanente incapacidad moral”.

El haitiano Jean Bertrand Aristide renunció a la Presidencia del país más pobre de América en marzo de 2004 para, según dijo, “evitar un derramamiento de sangre”.

El paraguayo Raúl Cubas renunció a la jefatura de Estado el 28 de marzo de 1999, tras un juicio político.

En 1997 el Congreso destituyó a Abdalá Bucaram, apenas cinco meses después de entrar en funciones, tras acusarlo de “incapacidad mental para gobernar”.

El dos veces presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez fue destituido, juzgado y condenado en marzo de 1993 por malversación de fondos a 22 meses de prisión, pena que cumplió en su domicilio.

El guatemalteco Jorge Serrano Elías protagonizó un autogolpe de Estado, conocido como el “Serranazo” el 25 de mayo de 1993, por el que se vio forzado a salir del país.

Fernando Collor de Mello, primer presidente después de la restauración de la democracia en Brasil, renunció en diciembre de 1992, en momentos en que el Senado buscaba su destitución por corrupción.

El 8 de julio de 1989 Raúl Alfonsín presentaba su renuncia ante la ola de protestas sociales que se registraban en Argentina. 

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