La legislación afecta a los empleadores privados que tengan a su cargo a 10 o más trabajadores y exigiría al empleador crear una póliza que informe a sus subordinados de sus derechos.
El Departamento de Asuntos del Consumidor (DCA) será el responsable de reforzar la ley, teniendo autoridad para investigar reclamaciones e imponer multas. Leyes similares a esta ya han sido implantadas en otros países como Francia, Alemania, Italia y Filipinas.
Nueva York sería la primera ciudad del país en reclamar este derecho y protección frente a la represión laboral. Sin embargo, la legislación no prohibiría que los empleadores o empleados se comuniquen o trabajen por voluntad propia una vez finalizada su jornada.
“Después de irnos de la oficina, muchos de nosotros estamos pegados a nuestros teléfonos actualizando nuestros ‘feeds’, pero la mayoría de las veces también nos mantenemos informados sobre nuestro trabajo o nuestros jefes. Mientras que la tecnología ha incrementado el acceso a la gente y las ideas, por otro lado ha hecho posible que los empleados estén al teléfono 24/7”, declaró el concejal Espinal.
“Necesitamos establecer límites claros para los empleados, para que estos puedan mantener un equilibrio sano entre el trabajo y la vida personal, así como vivir sin miedo a ser reprimidos si no contestan a comunicados del trabajo después de las horas laborales”.
Espinal considera que el derecho a desconectar ha resultado efectivo en otros países y es hora de implantarlo en la ciudad de Nueva York para dar un paso adelante en la protección de los derechos de los trabajadores.
El concejal defiende el derecho a los empleados a no ser reprimidos, puesto que “no existe una línea roja entre el inicio y el final de la jornada laboral”.