Para Saturnina Rojas, uno de los magistrados de la Corte de Apelación de San Francisco de Macorís, el Ministerio Público desaprovechó una oportunidad valiosa durante el proceso de investigación del proceso para determinar qué motivó a Marlon a asesinar a su novia. Estimó que su conducta “fría” ameritaba un análisis de expertos y destacó que para esos casos complejos existen acuerdos que lo permiten.
Al motivar la sentencia, que le ratificó la pena de 30 años de reclusión a Marlon y se la redujo de cinco a dos a Marlín Martínez, su madre, la jueza adujo que el organismo persecutor pudo haber hecho uso de alguna técnica de investigación que llevara al condenado a explicar sus razones. Recordó que él mismo dijo en una de las audiencias “el único que sé lo que ocurrió fui yo”.
“Porque con alguna técnica de verificación se pudo procurar que Marlon Martínez diga qué fue lo que ocurrió ahí ese día, por qué fue que Marlon Martínez cometió ese hecho, con alguna técnica de investigación aplicada al proceso penal. Marlon Martínez dijo ahí ‘nadie sabe lo que ocurrió’. El Ministerio Público no sabe lo que ocurrió. Cuando él intervino, qué quiso decir Marlon: ‘el único que sé lo que ocurrió fui yo’”, reflexionó la magistrada.
Rojas dijo que hay una verdad legal y una verdad real. La primera la conoce la sociedad, que es que Emely Peguero fue asesinada y quien cometió el crimen. Pero la segunda, entiende que se desconoce y cree que su respuesta llevaría paz espiritual a los padres de la joven ultimada y hasta a la misma sociedad.
“La sociedad sí sabe, en los tribunales se demostró de manera legal que él le dio muerte, pero por qué ocurrió, cómo ocurrió, qué lo llevó a eso, nadie lo supo. Y dirán algunos, pero no es obligatorio, lo que hay que determinar es que él la mató. No, es necesario para la tranquilidad espiritual, para la paz interior de esos padres, de Emely, que hasta ese día entendían que Marlon era un buen muchacho y que la relación era buena entre ellos, ellos quisieran saber qué fue lo qué paso con Marlon”, acotó.
Y agregó: “Entonces qué ocurre, lo único que quedó probado en el juicio fue que Marlon llegó en ese carro, que se desmontó, que saca un saco, que sube al apartamento, que le da muerte, que la hala en ese saco, la agarra y la lleva, y la tira por ahí en una calle. Pero lo que pasó dentro de ese apartamento nadie lo sabe, nadie lo sabe y no se supo durante todo el procedimiento”.
Pudo usar colaboración
“Entonces la corte ponderaba conforme a los juicios de la sana critica que usando menos la publicidad y más la técnica de la investigación, en esa fase de la investigación, pudo procurarse que además de la verdad legal, que se supiera la verdad real, por qué ocurrió la muerte de Emely, en las circunstancias tan crueles e inhumanas que Marlon Martínez le dio muerte a esa señorita y eso no (...) utilizando técnicas de investigación también se podía llegar con algunos profesionales de la conducta, que cuando se trata de casos complejos se pueden emplear para ayuda, colaboración de la investigación, estudiar la conducta de este imputado, que ha dejado sorprendido a todos los actores del proceso penal, ver esa conducta fría, criminal de ese ciudadano tan joven”, expresó la magistrada.
Los hechos y el juicio
Emely Peguero, de 16 años y quien estaba embarazada de cinco meses, salió de su casa ubicada en la localidad de Cenoví, en la provincia Duarte, el 23 de septiembre de 2017 en compañía de su novio Marlon Martínez con el propósito de ir a una clínica.
Luego no regresó a su casa y su familia la reportó como desaparecida. Tras el hecho, tanto Marlon como su madre, Marllin, publicaron un video en el que le pedían a la adolescente regresar.
Los reportes indican que la joven fue ultimada ese mismo día. Su cuerpo fue hallado ocho días después en estado de descomposición dentro de una maleta en una carretera en Moca, provincia Espaillat.
Por el crimen se condenó a Marlon en un tribunal de primera instancia. Su sentencia a 30 años, la pena máxima, fue ratificada este miércoles 15 de junio por la Corte de Apelación de San Francisco de Macorís.
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