Por supertv
Mi gozo, en estos momentos de tristeza al evocar tu espigada y caballeresca figura Osvaldo Nelson, en tu camino hacia lo infinito, porque fuiste como Don Quijote, ¨de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, tus piernas eran muy largas y flacas, alto de cuerpo, tu nariz aguileña, culto¨, de pelos, bigotes y largas barbas…
En especial, tu trato sencillo, amable y cortés. Ejemplo de coherencia, en defensa de tus ideales políticos. Tu actitud hacia el agradecimiento y tu trato humano fueron los rasgos principales de tu personalidad. Amante del cumplimiento, de la rectitud y del coraje como ¨el caballero andante¨: capaz de experimentar los sentimientos más nobles.
No te sitúo en aquella ¨árida región de Castilla¨, en el amanecer de la modernidad o Renacimiento literario donde emergió el genial Cervantes, sino que tus andanzas y luchas se fraguaron en la ¨fértil región del Cibao¨ durante la contemporaneidad de nuestra querida e hidalga ciudad de Santiago ¨de la Mancha¨.
Transcurrió más de media centuria desde aquella tarde cuando te conocí siendo muy joven, te integraste al Teatro Escuela de Bellas Artes de Santiago. Allí, puliste tus medios expresivos: voz y cuerpo, y estos unidos a tu talento natural, a tu cultura y a tus principios, los pusiste al servicio de los demás, porque ¨Yo sé quién soy¨ (Don Quijote.).
Y así, Osvaldo Nelson, rompiendo todos los convencionalismos, ¨cabalgó¨ por los caminos de su Patria amada, en bicicleta, un actual Rocinante de dos ruedas; y en vez de adarga antigua, llevó como lanza la pluma del periodista ético; y como estandarte, su voz responsable, difundida por las ondas radiales, por un futuro más justo para nuestro pueblo.
Una parte de tu legado perdurable, será tu fase como educador. Paradigma de varias generaciones de jóvenes dominicanos que recibieron tus enseñanzas. Creo no exagerar cuando establezco un símil entre Don Quijote y Osvaldo Nelson, tomando el concepto formulado por el Prof. Luis Rosales de la Real Academia de la Lengua, cuando dijo sobre el primero lo que sigue:
Lo mejor del carácter de ambos, es la entrega a sus semejantes. Nacieron para el prójimo. Esta es su singularidad.
Apreciado y respetado amigo Osvaldo Nelson Hernández: Gracias por tu amistad. Gracias por venir en persona a conversar conmigo, en una especie de despedida. Nunca pensé que fuera ocurrir tan pronto. Hasta siempre.
