José, de Colombus, Wisconsin, atravesó momentos difíciles cuando hace dos años se divorció, perdió su casa y se vio forzado a vivir en su carro, pero sus desdichas no acabaron ahí.
Al encontrarse sin hogar, José tuvo que entregarle a “Chaos” –el perro que se había convertido en su única compañía- a un amigo, quien meses después, cuando la vida de José se había estabilizado, se rehusó a devolvérselo.
“Creí que jamás volvería a ver a mí perro”, expresó José al Winnebego County Animal Services (WCAS), cuyo personal lo reunió hace unas semanas con su viejo amigo.
Resulta que “Chaos” apareció el 27 de abril frente a la casa de un empleado del WCAS, quien lo llevó al albergue y descubrió que el perro llevaba puesto un microchip que contenía información sobre su dueño original.
Al otro día, José recibió una llamada informándole que tenían a su perro.
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