La inseguridad, la corrupción, la promoción del aborto, la pérdida de los valores familiares y sociales, la pobreza, los bajos salarios y el endeudamiento del país fueron algunos de los tópicos tocados por los siete religiosos que tuvieron a su cargo cada palabra.
Primera palabra: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”
Ese mismo clamor resuena hoy a los pies de la cruz diaria en la que la injusticia, la crueldad, soberbia de poder, la impunidad fuente a la corrupción asesina de presente y futuro clavan los otros hijos de Dios.
“Nuestro pueblo dominicano clama desde la cruz de la inseguridad, en los que no alcanzan a llegar a su trabajo porque una bala asesina apaga su vida, su familia, sus hermanos de comunidad, un pueblo que se siente inseguro.
“Los encargados de velar por la seguridad de nuestro país, ¿No saben que sus hijos son también de este pueblo?, Que las calles en las que salen con guardaespaldas y vehículos blindados son también las calles que transitan sus nietos, que las balas, cuchillos, el sobre con droga, el carro manejado por un borracho, el arma en manos de un ladrón de esquina no tiene ojos?, ¿no se dan cuenta que la cruz que nos han construido también les cargará a ellos?
¿Acaso es una película? No hermanos es real, es la sangre de muchos inocentes que se está derramando en nuestro país”.
También en esta palabra pudieron a Dios que perdone la Iglesia porque han sido “indiferentes al clamor del pueblo que sufre, por las veces que no socorrimos a las víctimas y favorecimos a los victimarios perdón señor”.
Segunda palabra: Hoy estarás conmigo en el paraíso
En esta palabra, leída por el padre José Mariano Gálvez, la Iglesia pidió a Dios que enseñe a orar como el malhechor crucificado junto a Jesús. Además consideró que no basta un poco de buena voluntad en los que construyen paraísos terrenales, a nivel político, social e incluso religioso.
“Esas calañas de perversidad instintos viciados, brutalidad y fango no pueden entrar en el paraíso tan fácilmente. Señor enseñamos a orar como el buen ladrón, para reconocer nuestros errores y tornar nuestras miradas hacia ti, para pedirte que te acuerdes de nosotros, en esta hora presente que vive nuestro pueblo dominicano”.
Tercera Palabra mujer ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre
En esta palabra también la Iglesia criticó los niveles de inseguridad que vive el país afirmando que las madres viven en incertidumbre cuando salen los hijos, pensando si volverán con vida a la casa, por la inseguridad en que se vive.
“Ustedes ven en los destacamentos una frase que dice: Todo por la Patria, ironía de la vida los ciudadanos tienen temor a los miembros de la Policía Nacional porque desgraciadamente en la mayoría de los atracos que se realizan, aparece la sospecha o la certeza de su participación.
Es lamentable que personas inescrupulosas y ambiciosas embarren la institución que ha sido creada con los fines de cuidar a la ciudadanía. Hechos que son vergonzosos, puesto que a su cargo está la seguridad de la nación”.
También criticaron a los legisladores y los que intentan legalizar el aborto y dijeron que estos legisladores que promueven la ley que legaliza la interrupción del embarazo no debieran estar en el Congreso sino en el banquillo de los acusados reclamando el derecho a la vida.
“En un país que se legaliza el aborto ¿se puede hablar de justicia? ¿Qué esperanza puede tener la vida cuando los encargados de protegerla la desprotegen? Es más fácil promover el aborto que promover la familia, la fidelidad matrimonial, la responsabilidad materna. El derecho a la vida es anterior a cualquier derecho del Estado. El Estado no es dueño de la vida de nadie”.
Cuarta palabra: Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado
En esta palabra, leída por el padre Carlos Manuel Abreu Frías, la Iglesia consideró que los hechos que se registran a diario en el país “nos hacen gritar Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado? Los casos de corrupción generalizada en todos los estratos sociales, públicos, privados; los robos y violencia que han aumentado en nuestro país producto de la pérdida de valores y la metalización de las conciencias nos hacen preguntarnos hacia dónde vamos como nación”.
“Hoy queremos vivir en verde no sólo por la esperanza de una República mejor, sino con la esperanza de que somos entes de cambio. Que nuestras vidas sea verde, sea esperanzadora para los demás. Que podamos confiar unos y otros como Cristo en la Cruz se confió al padre”.
Quinta palabra: Tengo sed
En esta palabra leído por el padre Alejandro Vargas la Iglesia consideró que los hombres y mujeres de hoy están sedientos de felicidad y el pueblo tiene sed de Dios.
“Tengo sed porque la delincuencia nos arropa. Vivimos como una nación con delirios de persecución e inseguridad. Ya no podemos caminar tranquilos por las calles por el gran temor a ser asaltados. Cada ciudadano está siendo atormentado y han perdido la confianza”.
En tanto que en la sexta palabra, la más fuerte y que mereció el aplauso de los presentes en la Catedral, leída por el diácono de la Iglesia San Antonio de Padua Franco Antonio Luna, la Iglesia arremetió contra el endeudamiento del país, la pobreza y la desigualdad social que imperan en el país, además de endurecer sus críticas a la promoción de la legalización del aborto.
Sexta Palabra: todo se hace cumplido
“Queridos hermanos, la sexta palabra de Jesús: todo se ha cumplido tiene su antítesis en la expresión nada se ha cumplido. Cuando observamos con mucha tristeza el estado de situación imperante en nuestro país, se puede concluir que estamos en medio de un desorden generalizado, dondeel gran perdedor es el pueblo y es que son innumerables los aspectos negativos que tenemos que señalar que indefectiblemente tenemos que concluir que nada se ha cumplido quizás, porque las autoridades del han olvidalo que hace poco el que hace mucho y no hace lo que tiene que hacer”.
Enumeraron algunos de esos males que no han tendido solución aún por lo que nada se ha cumplido.
1. La pobreza: no se ha hecho lo suficiente, pues aproximadamente cerca de la mitad de la población vive en la pobreza y poco menos de la tercera parte de estos, viven en extrema pobreza.
2. Las delincuencia y la criminalidad: es poco lo que se ha hecho. Pues la delincuencia ha roto todos los límites moralmente permitidos siendo en la actualidad uno de los problemas más grande que tiene nuestro país. Nuestra más grande preocupación es que estos hacedores del mal llegan a matar solo por un teléfono celular.
3. La corrupción y la impunidad: no se ha hecho nada. El pueblo dominicano ha visto durante años y años, escándalos tras escándalos de corrupción administrativa, de diversos funcionarios y exfuncionarios públicos la misma sociedad que los ve se asombra de la magnitud de los delitos cometidos (desfalco, soborno, tráfico de influencias, nepotismo, contratos dolosos o grado a grado, etc).
4. La salud: no se ha hecho lo suficiente, por no decir nada, para solucionar el gran problema de la salud, especialmente para los más pobres quienes se mueren porque no tienen como adquirir los medicamentos para el tratamiento de sus enfermedades.
5. Endeudamiento: no se ha hecho nada contra la galopante práctica dañina de comprometer el presente y el futuro del país, con deudas muchas veces innecesarias e injustificadas, pues la deuda pública consolidada es aproximadamente del 47% del PIB.
6. La familia: la familia dominicana está atravesando por una de las peores crisis de toda su historia: moral, espiritual, crisis de valores humanos y cristianos, familias destrozadas por su desintegración y la clase gobernante no hace lo suficiente para mejorar esta situación no deseada y contrariamente están amenazando aún más la institución familiar.
Séptima Palabra: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
En esta palabra la Iglesia consideró que es tiempo de “encomendarnos al padre frente a la referida descomposición social y humana por la que estamos pasando en estos momentos en nuestro país donde tememos unsistema de justicia fallido, autoridades civiles y militares que se dejan corromper por el afán de las riquezas materiales y la obsesión de poder no necesariamente para servirle a la Patria, sino para servirse de la Patria.
Las palabras fueron leídas por el párroco Elvin de los Santos (Primera Palabra); padre José Mariano Gálvez (Segunda Palabra); Virgilio de la Cruz (Tercera Palabra); Carlos Manuel Abreu Frías (Cuarta Palabra); Alejandro Vargas (Quinta Palabra); diácono Franco Antonio Luna (Sexta Palabra); y el diácono Juan Durán (Séptima Palabra).