Según simulaciones conducidas por Departamento de Defensa, solo en una guerra convencional, es decir, sin armas nucleares, se esperan unos 20.000 muertos al día en los combates y los bombardeos aéreos y de artillería, según dijo Rob Given, un brigadier general retirado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, a Los Angeles Times.
"Demasiados estadounidenses tienen la visión de que esto sería como la invasión de Irak o Afganistán, o como operaciones de combate en Libia y Siria, pero no se parecería ni remotamente a eso", aseguró, en referencia al vasto ejército norcoreano, sus baterías de artillería y sus tanques.
"Hay un solo desenlace para esta guerra, Corea del Norte pierde. ¿Pero a qué costo?", se preguntó.
Por otro lado, James Stavridis, un almirante retirado y decano de la Escuela Fletcher de Derecho y Diplomacia en la Universidad Tufts, consideró que la guerra tan temida con Corea del Norte se ha convertido en una posibilidad.
El analista señala que las chances de un conflicto convencional están en el 50%, mientras que la posibilidad de que escale a un intercambio nuclear están en el 10 por ciento.
"Estamos más cerca de un intercambio nuclear que cualquier otro momento de la historia, con la excepción de la crisis de los misiles en Cuba", dijo a Los Angeles Times, en referencia al conflicto en 1963 entre los Estados Unidos y la URSS, que se solucionó diplomáticamente.
La simulaciones muestran que es un error creer que el régimen de Kim Jong Un y su arsenal nuclear pueden ser destruidos con un ataque aéreo preventivo.
En un escenario planteado por Stavridis, la guerra comienza con la caída de un misil norcoreano en el territorio de Guam, o extremadamente cerca. Es esperable que los Estados Unidos movilicen, en consecuencia, un portaaviones hasta la costa norcoreana y realice un ataque limitado sobre una batería de lanzamiento de Pyongyang, a la manera del ataque que los Estados Unidos hizo sobre una base siria hace cinco meses.
Pero Kim Jong Un no es Bashar al Assad, y si no reacciona a un bombardeo sobre su territorio, perderá todo su poder de amenaza, no solo ante los Estados Unidos y Corea del Sur, sino, también, con respecto a sus propios generales.
En este caso, la respuesta más esperada es un ataque de artillería, también limitado, contra tropas estadounidenses en una de las bases surcoreanas alrededor de la zona desmilitarizada tras el fin de la Guerra de Corea en 1953, o incluso contra civiles.
Esta es una de las amenazas más directas de Pyongyang contra Séul. El régimen comunista tiene, en total, 11.000 cañones emplazados en baterías en las montañas alrededor de la frontera, todos funcionando en perfecto orden, y muchos de ellos,, camuflados.
Es decir, es imposible destruirlos a todos con ataques aéreos, aunque la respuesta inminente sería una intensa campaña aérea de los Estados Unidos para intentarlo o al menos dificultar sus operaciones.
De los 51 millones de habitantes en Corea del Sur, 25 millones viven en el área metropolitana de Seúl, que se encuentra al alcance de la artillería norcoreana. Por esta razón, se estiman unos 20.000 muertos al día, entre militares y civiles, antes incluso del uso de armas atómicas.
En esta etapa podrían verse pequeños ataques de sabotaje en territorio surcoreano y conducidos por las fanáticas tropas especiales de Pyongyang, así como también el lanzamiento de misiles balísticos de corto alcance contra bases militares más allá del alcance de los cañones.
Los combates se limitarían a la península coreana, ya que si bien Pyongyang ha probado con éxito misiles intercontinentales, aún se encuentran en período de prueba, con escasa efectividad, y no han logrado hasta la fecha montar un artefacto nuclear sobre uno de estos.
Pero el régimen sí podría intentar llevar una bomba atómica por tierra hasta Corea del Sur, y específicamente hasta una de las bases estadounidenses en la región.
"En una guerra de conquista y de supervivencia del régimen, intentarán atacar a los Estados Unidos donde estén. No ganarán, pero lo intentarán, esto lo garantizo", dijo Givens.
Por su parte, Daniel Pinkston, profesor de estrategia y defensa en Corea del Sur, sostiene que la debilidad de Pyongyang es también lo que lo hace peligroso.
"Los norcoreanos están en una posición débil. No pueden sostener una larga guerra convencional. Utilizarían armas de destrucción masiva desde el principio", consideró.
Si Kim Jong Un entiende que su régimen está por colapsar y la guerra está por ser perdida, muchos de los que mejor lo conocen creen que no dudará en usar armas nucleares.
Su padre y anterior líder, Kim Jong Il, dijo una vez: "(Voy a) destruir el mundo o llevármelo conmigo antes de aceptar la derrota en el campo de batalla".
Pero si bien el país sufre escasez, tiene altos niveles de pobreza y carece de los medios para mantener una guerra de larga duración, lo números de sus fuerzas armadas son tan impresionantes que compensan hasta cierto punto su escasa tecnología: 1,2 millones de soldados, 100.000 tropas especiales entrenadas para infiltrarse, 3.500 tanques y 11.000 cañones de artillería.
Eso sin contar sus 60 cabezas nucleares, según estimaciones. En comparación, Estados Unidos posee 1.411 bombas nucleares preparadas para ser usadas y otras 4.800, almacenadas.
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