Minou Tavárez Mirabal, digna heredera de los principios y valores de sus padres, héroes y mártires de nuestras luchas más trascendentes, rechaza mi afirmación sobre la obediencia de los militares ante toda orden superior, que los excluye de castigo: “Desde la Primera Guerra Mundial se han firmado tratados que establecen que los militares no están obligados a cumplir órdenes criminales, que vayan en contra de los derechos humanos y humanitarios. La RD es signataria de esos tratados y los tiene incorporados en sus códigos. De todos modos, la tortura y el asesinato a prisioneros de conflictos armados no es un método de guerra: es una aberración”.