Los lamentos por el “papelazo” de la Selección Nacional de Béisbol en el Clásico Mundial, seguirá siendo la comidilla en todos los círculos sociales, porque no es fácil asimilar que una escuadra integrada por jugadores de ese nivel, todos estelares en Grandes Ligas, haya realizado una labor tan decepcionante.
Lo mejor sería olvidar los resultados de ese espectáculo, pero definitivamente se hace bastante difícil de asimilar.
El béisbol es la principal actividad deportiva del país, a tal extremo que gran parte del orgullo de ser dominicano, es cuando se propala al mundo que somos la primera nación exportadora de peloteros a las Grandes Ligas.
Pero esta actuación en el Clásico, coloca a los dominicanos como el “hazmereir” de los fanáticos de países que con mucho menor calidad, lograron su pase a otro estamento del evento.
Resulta difícil asimilar esta descalificación, pero lamentablemente los resultados ya son una realidad que le ha dado en la cara a los que entendían, con toda la razón del mundo, que la selección nacional estaría en la final, y por qué no, ganando invicta el Clásico.
Lo que sí hay que reconocer, es que el hoy “menospreciado” dirigente Rodney Linares, ha sido lo suficientemente guapo al sacar todo el coraje del mundo, para decir que asume toda la culpabilidad por la descalificación.
Pero la realidad es que la responsabilidad recae en todos y cada uno de quienes estuvieron envueltos en este fallido proyecto.
Los resultados en el Clásico Mundial deben servir de experiencia para aceptar con humildad y tener en cuenta que, aunque acudamos a eventos donde nos den como favoritos (sobre todo en béisbol) cualquiera puede propinar el batacazo definitorio. Hasta de las peores experiencias se aprende.!