La irresponsabilidad histórica de los dirigentes todos, políticos, culturales, deportivos y educativos, por sólo citar una parte, ha sido el principal obstáculo que ha confrontado la sociedad dominicana para lograr un mejor alto grado de desarrollo integral.
Esa falta de compromiso, producto de que aquí cualquiera por méritos partidarios es designado en posiciones que en muchos casos desconocen por completo, ha sido la causa principal del deterioro total o parcial de las instituciones llamadas a dar soluciones a los problemas fundamentales.
En los deportes, casi siempre se llega por cuñas que se logran por diferentes vías, constituyendo el poder económico que se obtiene a través de entidades que reciben fondos estatales.
De esa manera se embauca a los de abajo, que al igual que los políticos, utilizan métodos de compra y venta de dirigentes para que apoyen sus candidaturas en elecciones “libérrimas”.
La sociedad no puede seguir haciéndose la “chiva loca”, dejando que un grupito de ‘’asaltantes”, sea el que tenga el poder de decisión en áreas en las que está en juego el avance de las presentes y futuras generaciones.
Estamos pues, ante un fenómeno irregular que debe pararse en seco, porque de lo contrario seguiremos la misma ruta trazada hasta ahora, la cual perjudica a las grandes mayorías, mientras un reducido grupo de “vividores” se nutre en forma glotona de los más “pendejos”.
Estamos viviendo una etapa en la que la sociedad debe dar un salto cualitativo para seleccionar a sus mejores hombres y mujeres en la dirección de las instituciones públicas que deben incidir de forma convincente con el único objetivo de trabajar para lograr una mejor calidad de vida, en especial para los más débiles.