JOSE ALFREDO ESPINAL
Editor/Caribbean Digital
La necesidad nos hace trabajar por 10 mil pesos al mes, menos de 270 dólares.
MASSACHUSETTS, Estados Unidos./ Cuatro, cinco y a veces hasta seis años debemos
permanecer en una universidad estudiando la carrera de Comunicación Social, mejor conocida en la República Dominicana como periodismo, una profesión que en lo personal me llena de satisfacción ejercerla.
La necesidad nos hace trabajar por 10 mil pesos al mes, menos de 270 dólares.
Una carrera que muchos la estudiamos con pasión y vocación. Al punto que muchos somos capaces de “desechar” cualquier otro tipo de empleo por servirle a la comunidad a través de ella.
Olvidamos la miseria de salario que devengamos mensualmente, las presiones que se reciben a menudo por sectores políticos, económicos y del narcotráfico, y otros factores que empañan esta profesión.
Muchos de los que administran medios de comunicación nos exigen trabajo tiempo completo, para cubrir una actividad en cualquier momento, pero cuando se nos ocurre pedirles aumentos de sueldo recibimos humillaciones y al final somos despedidos sin piedad.
Tildan a los periodistas de altaneros, solo porque reclamamos un salario justo. Ellos, aquellos dueños de medios, no les importa si ese periodista cancelado tiene a su esposa preñada, ha tomado algún préstamo bancario o se está sometiendo a chequeos médicos. Lo despiden y punto.
Para muchos de los propietarios de medios es fácil la situación, porque ya se ha convertido en una costumbre a la cual siempre encuentran una solución.
Despiden a ese periodista porque exigía aumento salarial o en otros de los casos tenía principios sobre los cuales no negociaba, ¿para qué?. Contratan, en cambio, a ese que le sigue el juego y hasta pueden pagarle menos que al que cancelaron.
Para eso son buenos los periodistas “enganchados y los pica pesos”. Que muchos medios lo saben que existen, pero esos no piden aumento de sueldo. Aunque debo aclarar que no todos los enganchados son picas pesos, ni todos los pica pesos son enganchados, porque también los hay académicos.
Además de eso, es raro ver a un periodista de un medio cualquiera de la República Dominicana que le paguen un curso de capacitación especializado para mejorar como profesional.
Los gremios periodísticos han jugado su rol en momentos determinados. Pero hace falta que continúen la lucha.
El Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), en la persona de Aurelio Henríquez, por ejemplo, está trabajando por modificar la ley que crea este organismo, con la cual buscan eliminar muchos escollos.
Seguimos batallando y echando el pleito. La verdad y la razón deberán vencer en algún momento.
La necesidad nos hace trabajar por 10 mil pesos al mes, menos de 270 dólares.
Una carrera que muchos la estudiamos con pasión y vocación. Al punto que muchos somos capaces de “desechar” cualquier otro tipo de empleo por servirle a la comunidad a través de ella.
Olvidamos la miseria de salario que devengamos mensualmente, las presiones que se reciben a menudo por sectores políticos, económicos y del narcotráfico, y otros factores que empañan esta profesión.
Muchos de los que administran medios de comunicación nos exigen trabajo tiempo completo, para cubrir una actividad en cualquier momento, pero cuando se nos ocurre pedirles aumentos de sueldo recibimos humillaciones y al final somos despedidos sin piedad.
Tildan a los periodistas de altaneros, solo porque reclamamos un salario justo. Ellos, aquellos dueños de medios, no les importa si ese periodista cancelado tiene a su esposa preñada, ha tomado algún préstamo bancario o se está sometiendo a chequeos médicos. Lo despiden y punto.
Para muchos de los propietarios de medios es fácil la situación, porque ya se ha convertido en una costumbre a la cual siempre encuentran una solución.
Despiden a ese periodista porque exigía aumento salarial o en otros de los casos tenía principios sobre los cuales no negociaba, ¿para qué?. Contratan, en cambio, a ese que le sigue el juego y hasta pueden pagarle menos que al que cancelaron.
Para eso son buenos los periodistas “enganchados y los pica pesos”. Que muchos medios lo saben que existen, pero esos no piden aumento de sueldo. Aunque debo aclarar que no todos los enganchados son picas pesos, ni todos los pica pesos son enganchados, porque también los hay académicos.
Además de eso, es raro ver a un periodista de un medio cualquiera de la República Dominicana que le paguen un curso de capacitación especializado para mejorar como profesional.
Los gremios periodísticos han jugado su rol en momentos determinados. Pero hace falta que continúen la lucha.
El Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), en la persona de Aurelio Henríquez, por ejemplo, está trabajando por modificar la ley que crea este organismo, con la cual buscan eliminar muchos escollos.
Seguimos batallando y echando el pleito. La verdad y la razón deberán vencer en algún momento.