sábado, 24 de septiembre de 2016

¡ EL AGUILITA: POR FUERA Y POR DENTRO !


SANTIAGO, REPUBLICA DOMINICANA.- Esa figura de color mamey intenso, que a veces usa una corona o una gorra aguilucha en el lomo de su cabeza, de pico liso y encorvado, con algunos “picagallos” en su cuello, de canillas flacas y robustecidas después de las partes altas de sus rodillas, es, sin lugar a dudas, el Aguilita, la mascota carismática de Las Aguilas Cibaeñas.

 Eso, en realidad, nadie lo duda. A pesar de que esta “águila simulada” es muy conocida entre los fanáticos del béisbol dominicano, la mayoría no conocen su nombre, no saben donde nació, quienes son sus padres y sus acciones y su afición por los deportes, especialmente por el béisbol. 

 En el terreno y en las graderías es un espectáculo. Se mueve incesante, hace ademanes, morisquetas, canta, baila y hasta simula “la muerte” del equipo contrario cuando Las Aguilas están ganando el partido. El Aguilita es Jochy Taveras, un mulato enjuto y dinámico, que nació en el barrio en el barrio El Congo de Santiago, de una relación entre Rafael Rodríguez, de oficio zapatero, residente del barrio Pueblo Nuevo; y Altagracia Taveras, originaria de Jicomé.

 Además de su trabajo de mascota, es instructor deportivo, pues, tiene a su cargo un play en la urbanización El Despertar de Santiago, donde practican y juegan algunas ligas infantiles de la ciudad.

 Sus actuaciones son tan espectaculares, que su nombre y su figura han trascendido las barreras nacionales y algunos medios internacionales han destacado, con gran despliegue, sus ocurrencias espectaculares.

 En suma, es un auténtico “show-man” para decirlo en gringo, en inglés o en americano. A ese tenor, “tutea” al fanático, baila de lado, brinca, se sienta en cuclillas y utiliza accesorios para adornar sus actuaciones, como son bates, guantes, motocicletas, ataúdes y hasta “ametralladoras”.

 Y ahora que se acerca la temporada de béisbol 2016-2017, es oportuno esperar que el 20 de octubre, cuando “canten” play ball en el Estadio Cibao, reaparezca el aguilita con sus ocurrencias encantadoras.

 POR RAMON LORA